Expresión Libre

lunes, 11 de abril de 2016

Foto: Cesar Corona


Dibujo: Luis Briones


La máquina enigma / Alan Vargas

 
 
En muchos aspectos la máquina Enigma era igual a un poeta, sin embargo, especialmente una particularidad los hacía diferentes. La máquina, para el encriptado disponía de tres rotores, mismos que estaban conectados a 26 contactos eléctricos, uno por cada letra del alfabeto. Con sólo tres rotores, la Enigma podía referir a un número limitado de temas. Del registro de mensajes descifrados sabemos que todos sus poemas hablaban de la muerte. El poeta a veces también habla de otras cosas, escribe cuando cae la noche en Alemania tu cabello dorado Margarete.

Adiós madre de madres / Alba Magariño Saynes






De morir, ¿cuántos años cumples, madre de madres? Son siete, los he contado bien, como he contado cada dos años, el ciclo de todos nuestros muertos. En tus siete años se acaba el eco lastimero venido de hace siglos. Hemos arrastrado siglos de muertes sin descanso desde aquél 2001, cuando comenzó a llenarse de flores marchitas la sala de tu casa. Quizás exagero, a mí me parece que nací muriendo, que nací a los nueve años cargando la mano de mi madre, ungida de lágrimas. Yo no sé ponerte las palabras que pudiste haberme dicho, poner aquí: "recuerdo que decías" seguido de algún enunciado certero, grandilocuente y bonachón que muchas veces lograste decir. Perdona tanta obnubilación en mi memoria, mis primos mayores seguro lo harían mejor que yo que crecí sabiendo que todos íbamos a morir inevitablemente, abuela.

Creo que tú sufriste, más que todos, esas muertes. Tú, la hermana, la sobrina, la madre, la esposa. Cuando ya sólo eras esposa, alguien vino a nombrarte viuda y tu cuerpo no tuvo más remedio que rendirse, todos los muertos te cayeron encima y llamaste al abuelo para que te sacara de ese entierro. Confieso ante estos ojos que he servido a la muerte, cuando estabas como dormida en tu cama de hospital y todos te hablaban de la vida, yo te animaba a morir en paz, a soltar las manos que te querían; que ya me encargaría yo de animarlos, te susurraba al oído. "Suelta, abuela, vamos a estar bien". Perdóname también por eso, no supe tomar sus manos cuando, por fin, te decidiste a soltar.
Yo recuerdo bien cómo era todo. No era mi tía ni mi abuelo los que me anunciaban las muertes, era tu enorme llanto, tu aullido de mujer grande en las madrugadas silentes. Algo se extendía en la oscuridad, algo que me parecía ser el dolor de todo el mundo reunido en tu garganta y embestía mis oídos y yo sabía al instante: "la tía Mesha",
  "el tío Israel", "mamá", "el abuelo", todos en casa habían muerto y comenzaba a llover.

Por eso, cuando tú moriste, no supe bien si estabas muerta o aquello que se extendía en la mortaja era un simulacro, a pesar de que mi padre me dio la oportunidad de nombrarte como el único muerto que pude despedir antes de dar, ustedes y nosotros, el último suspiro. "Adiós abuela" te dije mientras la puerta de tu cuarto de hospital se cerraba frente a mí y tu cuerpo me despedía entre estertores y sonidos de máquinas queriendo encontrarte viva. "Adiós" me decía tu pulso.

Tú siempre fuiste franca, no te andabas con pelos en la boca y decías todo lo que tenías y no tenías que decir. Injuriaste a mi padre muchas veces frente a mí, me diste la vergüenza de mi cuerpo una noche en que descubría mis erizados pezones de niña púber, no faltaron tus mentadas de madre cuando los nietos hacíamos destrozos en cada rincón de tu casa; muchas veces, revolver en mano, gritabas al viento la llegada de los años. Todos te conocían señora en toda la extensión de la palabra: Na Margarita, ese era tu nombre.

Asimismo fue franco tu eterno amor de matriarca, todos los nietos y los bisnietos que te alcanzaron fuimos arrullados en tus grandes brazos, olorosos a plátano macho, a maíz, a bisa dxima, a chiles rellenos rebosantes de grasa que nadie mejor que tú sabía cocinar en el pueblo. Aprendí a cantar de tu voz, abuela, cocinabas cantando, parías cantando, incluso tus llantos eran canto de fortísimas lágrimas, timbre de tristezas.
 
"Adiós" me decía tu cuerpo, que también fue franco al cerrarse tu ataúd y ocupó la tierra tu lugar. Pero no te creas esta falsa tristeza, abuela.
Tú que nos vez mientras vuelas con mamá, con el abuelo, con todos los tíos, sabes que poco a poco nos vamos curando del espanto de sus muertes. Hace mucho que no me limo las uñas con la áspera piel de mi pecho. Todos tus hijos nos hemos venido llenado de luces, tanta agua nos limpia este siglo de penas. Lo ves ahora, nos hemos vuelto consoladores, hemos creado de nosotros un abrazo eterno que hace que esta nostalgia de ustedes sea más luz que sombra, porque vemos en nuestros ojos todo su amor extendido eternamente.
 
Ya sé, abuela, que todavía faltan tres meses para que todos cumplamos tu ciclo, el ciclo de todos, pero como sabes, no estoy en la tierra donde fueron enterrados nuestros ombligos, no estaré para esa fecha vestida de luto esperanza, de enagua y huipil blanquinegros, ondeando la paz que nos viene de frente, como viento inevitable; no seré yo quien cargue un florero tuyo, como he venido haciendo cada dos años, no cerraré nuestro ciclo con el sahumerio recibiéndome a la entrada de la casa, no pondré las últimas flores que habrán de marchitarse en la casa, no apagaré el último cirio de siete años. Por eso este ramo de flores, esta luz prendida para ti, este adiós bañado de aires nuevos, abuela, madre de madres.

Amanece ya de este lado del mundo, en lugar de tu llanto, un pájaro canta con sonoridad de recién nacido. Es tiempo de soltarnos, cruza el río, vamos a despedirnos todos, a dejarnos en paz, de este lado de la orilla les digo adiós. Adiós abuela, adiós abuelo, adiós tíos bondadosos, adiós madre misericordiosa, adiós, adiós, adiós. Entierren también ustedes este cuerpo que los despide y déjenme limpia para poder recibir a los muertos que se aproximan, para cerrar en paz todos los ciclos que vienen y vienen y vienen, hasta que se acabe el mundo cuando cierre mis ojos…Yo dije…

Jesús Gallegos




Yo dije:

             Vamos a morir en los  [viernes santos]

                                                 [tigres santos]

                                                 [inviernos santos]

                                                 [insomnios santos]

Quiero morir de riza / Jesús Alfonso Silva Íñiguez

 
 

Quiero reír tanto que la mandíbula se me trabe

Tener las ideas más divertidas cuando esté pasando por lo peor

Así una sonrisa se hará presente en mi rostro mientras los

buenos tiempos llegan

Que en mi lapida diga "Ya de menos murió contento" y que el

llanto no lo cubra todo

Tener que hacer trabajar al afanador para borrar la expresión

de alegría en el momento menos oportuno

Yo no quiero morir de amor, como lo hacen los poetas;

yo quiero morir por la extrema expresión recreativa que hay

Y si muero de risa que sea el último gesto de ironía

del que fui capaz

Laura Sarai Álvarez Hernández

 
 

Dieciséis, diecisiete, dieciocho y así sucesivamente,
 yo te espero hasta que se nos acaben los años,
y entonces ya no seas el amor
de mis años sino de mi vida.

Quién lo diría, te me metiste en los ojos.
Yo sabía que eras muy
pequeña, pero, nunca creí
que tendrías tal facilidad de meterte
en el organismo de un hombre, Dijo.

Prometí no enfadarlo

Y prepararle un pastel con moca de vez en cuando

El prometió quererme de todas las formas
que eh escuchado que se puede querer

Y prepararme una carta de vez en cuando,
aunque yo sé que están hechas con el mismo corazón,
siempre lo escribirá de manera distinta.

Me adoraba yo lo sabía, y no saben cómo me hace feliz eso

Y feliz no es algo pequeño,
es algo grande que abarca cada
segundo del día.

Hoy estuvimos en las nueve esquinas

hoy estuvimos de los cinco dedos, de los dos labios

Sin verlo a los ojos,
porque siempre que lo veo
siento que mañana no podré

Olvido que tenemos mucho tiempo

O es que el tanto tiempo ya se me hace tan poco.

En lugar de leer, le escribo

En lugar de pensar y pensar,
lo pienso como un ejercicio matemático.
Ha sustituido muchas cosas
o tal vez solo las ha llenado,
como ponerle flores al florero.

Edificios V / Manuel Rayas

 
 
 
 
 

LENGUALARGA

. SOY COMO UNA CÁRCEL Y DOY LIBERTADES LOS DOMINGOS

. TENGO MIL ORIFICIOS Y UNA SOMBRA

. ABRÍ MIS PUERTAS PARA VERTE ENTRE MIS MUROS

. LA CIUDAD ME VIO NACER YO LA VI MORIR

.EL POETA ME DA VOZ YO LE REGALO MIS SILENCIOS

. SI VUELVO NO CREO QUE ENCUENTRE OTRA COSA MAS

QUE UNA NUEVA PARTIDA

. LAS COSAS HABLAN GIRONES DE LA LENGUA NO CONTADA



. SALGO AFUERA HABITO OTRA COSA Y EN MI ANDAR TAMBIÉN ME HABITA

. LAS COSAS YA QUIEREN GUARDAR SU SILENCIO QUIEREN ALUMBRAR

. ENTRE NAVAJAS LA SOLEDAD SESGA DE FANTASMAS YA NADA ES MAS IRREDUCTIBLE

. ¿CURAS MIS GRIETAS SI TIEMBLO?

. ¿QUE PUEDO DECIR DESDE EL SILENCIO?

. ¿EN DONDE ESTUVE ,PASASTE POR MI LADO¨?-- NO ME PUDE HALLAR

. ¿PORQUE ME HABITAS?

. ¿CUANDO TERMINARA MI VIDA?

. LOS PORQUÉS PUEDEN SER TANTOS Y NINGUNO ME RESPONDE


De cenizas a madera / Mario Plascencia




Algunas sirenas son media mujer

Algunos hombres son medio centauro

Benjamín Prado

Tienes en tus muslos el poder tan insondable

De Transmutar las cenizas en madera

De mis quemadas naves bautizas nobles navíos

Arrugas mis solapas con el calor de tus silencios

De vuelta a los caminos de un exilio ya cercano

Dejas un sendero marcado no por arrastre, si por coraje

Ese coraje de quien anda cantando a José Alfredo

Silbando al aire, tan sabor a capricho, tan olor a tequila.

De Una hoja seca de naranjo vuelves a ser semilla

Te atreves a perderme el respeto lanzando el primer beso

Acercas tu sexo a mi guitarra, tu mirada hacia la nada

Recordaste el destino de tus vapores; mi luna

En el germinado de tus piernas crece bañado por el sudor

Ese sabor a girasoles y amaranto, estructurado panal de luz

De tiempo y relojes que calman la impaciencia de un agonizante

De Un primer auxilio que nunca llegó, ambulante sirena de sal

Vuelves sobre mis pasos, bailas sobre mis suelas

Creas con mis cenizas tus maderas.

Fémina / Néstor R. Amezcua Torres

 

Cuando de ti se habla los kilómetros se vuelven segundos,
Las estaciones ya no cambian
La primavera es constante.

Se puede amar por la mirada
Y dar besos por las manos,
Encariñarme de llamadas y suspiros a lo lejos.

Cuando de ti se habla se generan en mi cielo emociones;
Vividas alucinaciones de suave piel,
Amores de sangre, cariño en diamante.

Cuando de ti se habla el universo hace eco en tu nombre.
Se recitan canciones y se cantan poemas,
La vida ya no es nada, tú eres todo en ella.

Antílopes / Paul Carrillo


 
 

Grosería es sabiduría no importa la garganta de la que despegue comencemos desde el final para ser exactos: Un beso acaba de nacer a orillas de un preservativo tirado en un manicomio yacía el preservativo y los bosques bosqueaban y los perros guardaban silencio era como despertar en el infierno viviendo de frío pero era broma pero es broma. Y si sumamos a la humanidad nos sobran ceros ni las flores desnacen ni las bombas implotan mientras tanto el cerezo da la sombra más triste para los que le dimos nombre a los cerezos no somos dioses no inventados nada no quedará de nosotros ni una muela pero seguimos intentándolo creyendo que en algún momento cualquier cosa va a explotar apenas nos cabe en la mochila una metáfora pero luego el amor como un castillo en la sangre pero luego la vida como un cigarro en el escroto pero luego el amor como un dragón arrepentido.

Entonces la escritura se reafirma le crecen alas a una bomba y el espectáculo germina el yo desenfrenado se reafirma la vida es una moneda que gira en el aire y nuestros pasos se alejan caminando a la dirección opuesta la guerra nos fractura y pide regalías pero en un callejón suicida detrás de un bote de basura una rata santa nos consuela.








Aún así ese baile permanece nos deslizamos entre estrellas y cuchillos y nos creemos invencibles y escribimos poemas y pensamos que no es broma y llega el amor como un castillo en la sangre y luego la guerra como bestia de espejos y entonces sólo entonces nace un beso a orillas de un preservativo.

En la regadera / Samuel Rodríguez

 
 

Las estrías del jabón

las del muro

las del cuerpo...

El desgaste

aparece disimuladamente en la materia

en silencio

aparentando ser nada

como el pensamiento

que aparenta ser producto

Se aprovecha de nuestros supuestos

para esconder su misterio

Pero cuando lo miras en ‘stop motion’

se revela como relámpago

que atraviesa el tiempo

Aclarando esto

paso a trabajar en algo mucho más complejo:

Quitarle mis cabellos al jabón

mientras pienso en mi tiempo.

Ella / Steph Veror

 
 

No esperaba nada,

Absolutamente nada

En mi cabeza solo cabían la preocupación por no llegar tarde a la escuela,

las leyes de Newton que debía exponer

y la biografía de Heidegger que acababa de leer en la mañana, junto con

el café negro que aún saboreaba en el paladar,

No había nada más en mi mente

No contaba con ella

Ni con su mirada sonriente

Ni con la claridad de sus ojos abismales, que al mirarme,

me quitan la ropa

y el alma en suspiros

No esperaba verla

Y ahí estaba,
Como un otoño sin prisa,


con el tiempo en la bolsa,

caminaba lento

la cadera en zig-zag y los pies en el aire

Sus pasos eran plumas impulsadas por una brisa

que le acariciaba la nuca y el escote de la espalda.

Era como un diamante mirándome con provocación,

su textura era sensual

como ella misma,

el encanto de su sonrisa, su perfume, sus labios,

ojos y movimientos suaves llamativos,

provocaban en mi ser

un torbellino, que destruía la congruencia en mi mente

y en la de cualquier hombre.
Mujer pérfida y pura,

como la flor que brota de su vientre,

como el polen que derrocha sobre los pistilos

Ella

para ser bella y admirada

Ella

para ser simple

Ella

simplemente ella.

Enamorados del tiempo / Verónica Isabel Enríquez Falcón

 
 

Y quizá sólo actuaste porque conoces la rapidez con la que viaja el tiempo.

Quizá sólo me vi en ti, viajando por un momento que nunca creí alcanzable.

Y en este mundo lleno de posibilidades

entraste tú, con ilusión, amor y admiración.

La última está presente y cuando apenas dejaba de ser el centro,

tú te sentiste confundido por algo que ya se estaba creando.

¿Cómo evitarlo?, ¿cómo retroceder?

En ocasiones sucede,

No se planea,

Se es sincero,

Se quiere.

Pero si nuestro destino no era estar juntos,

hubiera preferido dejarte ahí en lo alto,

donde el respeto no se va,
donde tu imagen se queda intacta,


donde la admiración reina.

Y me resisto.

En estos tres insignificantes puntos

Deposito mi temor,

Mi desilusión, mi amor,

Dejo todo este sueño que sabía que no era real.

Miro el pasado y estás ahí, dañado

Las lágrimas derramadas no fueron vengadas

Y es que sólo se actúa cuando hay certezas.

Pero ¿a quién quiero engañar?
Este espíritu de científicos,

Nos exige experimentar.

No te culpo, no te nada,

Simplemente debo reconocer,

Que el estar contigo, fue mi máximo,

No hay humano que te supere.

Fuiste y eres todo lo que quise.

El llanto de la poetisa / Yoyi

 
 

"En beodos pasos te encuentro;
la virtud te ha abandonado a esta altura.
Mientras yo aquí aguardo con un sueño incierto y
con pensamientos impíos, dudando de tu ternura.

¿Acaso con brío presumes tu galanura?
O ¿con ebrias lisonjas murmuras y llamas a todas dulzura?
Contesta villano ¡oh! amado
¿Es esta la vida que con ataviadas mentiras has creado?

Habla ya desgraciado ausente
habla ahora o ¿eres indiferente?
Más abona tu silencio a mis delirios
y tu mirada constata tus vicios



¡Ahora estoy al tanto de tu deshonesta pesquisa!"
- ¿Por qué carajo me casé con una poetisa?
Era lo único que podía pensar…

Víctor Hugo Medel Gómez

 
 

Ya no traten de convencerme

De que arriba es arriba y abajo es abajo,

Que el mundo es redondo

Y que yo no soy un gorila,

De que los maniáticos pertenecen a los psiquiátricos

Y que los cuerdos no andan descalzos

Ya no traten de convencerme

De que la poesía no es de quejumbrosos crónicos

Aunque a veces yo me lo creo,

De que mis problemas no son existenciales

Si no genéticos y están en mi garganta

Pues toda la culpa la tiene Adán,

Tampoco traten de convencerme

Que la ciudad no es de locos y los locos no somos de ella

Ni de que el tiempo sigue y sigue y sigue perenne

Aunque al reloj se le acaben la pilas

Y aunque no sirva sigue siendo el adorno,

¡Por favor!

Mejor traten de convencerme de que hay algo

Por lo que valga la pena que no escriba.

Me haces falta / Saturnino Ruiz R.

 

(Soneto 89)


Me haces tanta falta, en mis noches de invierno

Te sueño en la noche y en el día cuando estoy despierto

Me tocas los labios con un beso tan tierno

Mi vida sin ti es un bosque y el mar es desierto.

 
Me quedo en tinieblas cuando tú me faltas

El río, el bosque y el ave no tiene dulzura

Me pierdo en la bruma y ya no me cantas

Tu bella imagen se pierde la luz torna oscura.

 
Aún sin verte extraño siempre tu presencia

Tú vives un invierno, continuo, quemante

En lugar lejano opuesto mi cielo triunfante.

 
Sin que yo supiera te amé con dulzura

A ti toda entera de pies a cabeza en sueños

Te tome en mis brazos hasta tu cintura.

Ecce homo / Guillermo García

 
 

He aquí al hombre mutilado,

al que le faltan partes,

el que adolece de miembros,

he aquí al hombre sin corazón

sin ojos, sin lengua, sin razón.

He aquí al hombre.

Que decidió perder la cabeza

por decisión propia,

en una guillotina virtual

a la vista de todos,

en la plaza principal del mundo,

para que todos lo contemplen

orgulloso de su miseria.

Presumiendo sus carencias

como trofeos ganados

en una gran batalla por la libertad.

Presumiendo su estúpida ignorancia,

haciendo que ardan en la gran hoguera

los sagrados libros,

los viejos sabios,

las históricas raíces,

los inocentes niños,

las tiernas madres.

He aquí al hombre

que presume de su barbarie,

que presume de su poder destructivo,

que presume de mentir y engañar,

que presume de eufemismos,

y confunde la justicia con la venganza,

la ley con la opresión,

el orgullo con la fortaleza.
Que prefiere la mentira

a la verdad.

He aquí al hombre del siglo XXI.

Recuerdos / Alejandra Matuz


 
Los dejo ir,

o más bien quedarse.

Soy como el río y ellos

ramitas amigas del árbol

que inventó mis risas, el amor, la eternidad…

Y se van quedando (o los voy dejando),

entre las rocas, a un lado del camino, en otra que

no es mi vida.

Dibujo: Meow María- Vuelve el pájaro a su nido


Foto: Payus - San Sebastian del Oeste