Expresión Libre

viernes, 16 de octubre de 2015

Pintura: JAIPA


Foto: Payus


 

murió lady di… / Alan Vargas Mariscal


murió lady di en trágico accidente
yo era un niño asustado
por ver al mundo en lágrimas
la televisión se transformó
en mercedes destrozado
a la boca de un túnel
soy ese mercedes
aquel niño asustado
que lloró la gran tragedia
ahora ve la boca del túnel
con deseo

Viuda / Juan Amador Gaya



Sin temblarle la mano vació el reloj de arena, lo llenó con sus cenizas. Pensó que así él seguiría ocupando todo su tiempo.
Él iba para allá, cuando ella para acá.
Cruzaron sus caminos, aunque no se encontraron se sonrieron a destiempo.
Imaginó ella que sus labios tenían sabor a alcohol, desde ese día no pudo estar sobria. Deambulaba por las nubes, gozando de una exquisita locura, recordaba cuando llenó con sus cenizas el reloj justo antes de cruzar su camino a destiempo.
No logró naufragar junto a él, se ahogó por separado.
Enviudó sin empacho.

Cuando escucho tu grito me estremezco / Alejandra Sustersick


como gata heridavaginal a la luna llora casi en muerte alcanzada
porque escucho tu grito desde lejos en la sintaxis turbia que te acontece
me acontece al sentirme hastiada contigo caminando hacia ningún sitio
donde péndulos surgen hacia arriba como voces malditas de vida propia
y

si callo                                        tengo espacios
porque me corroes desde dentro
hacia dentro como aguja clavada
como tonta señal de olvido en clave morse
que se pierde tintineando estúpidamente
Habremos de querer estar perdidos siempre
encontrarnos extraviados como polvo que flota
se une al primer rayo de luz en la ventana del motel paso
sobre la carretera que habremos de inventar para seguir estando solos
yo quiero ver lucecitas de colores mientras gravito sobre tu pecho
yo quiero ser luz eterna y no cometa fugaz
todos los días
cuando la gente transita en mis espejos tontos lascivos sin cordura
ahí es cuando
justo después de derribar las paredes de mi cuerpo
petrificar mi conciencia
romperla en malditos pedacitos cósmicos como cristales frágiles
Te deseo
compañero del abismo flotemos para siempre
antes de que nuestros hijos mueran
nuestros padres nos encierren como ratas
antes de que la flagelación se encarne como garrapata muerta de hambre
nos chupe
nos absorba
nos consuma
nos deje de ser
entonces es cuando no te veo
no te huelo entre la galaxia agraviada
de seres humanos comiéndose como caníbales
puedo ver sus colmillos
                                       llenos
                                                  de sangre
ahí es cuando todo muere
el mundo se acaba

Recorrimos peldaños / Manuel Rayas


Recorrimos peldaños
En miradas
En caricias
-en miradas contamos nuestras caricias
Sesenta segundos en un minuto dispersado
Se hicieron horas desaparecidas
Se hizo un hueco en el tiempo
Y otro y otro
Espiral interminable

Inhiesto / Alejandro Farías


En la velocidad de los cuerpos silentes
las ciudades se amontonan
una detrás de otra

en lo calcinado del sueño
las migajas de tu vuelo,
en la caldera del duelo
se blanden los monumentos
replicando somnolientos.

Cuelgan las sombras y los muertos
los acordes delirantes
los acuerdos del aliento

tensan las nubes
la soga
el cordón que es sustento.

En la velocidad de las ciudades silentes
los cuerpos se amontonan
uno tras otro

sin esperar nada a cambio
sólo el resplandor del paseo eterno

en el pasmo del intermedio
en el murmullo del cielo,
en el bostezo del recuerdo
en el salto de la noche

esbozo

el engaño del tiempo
el vértigo del vuelco.

En la quietud del silencio
truenan los verdes páramos del infierno,
en la solitud de nuestros
pensamientos
suenan temprano
los alaridos del invierno

secuestrando los temores del pulsar
inquieto
yo no quiero ser lo que siento
sólo un relámpago enhiesto
con la bruma en el cuello.

La frágil fragancia de la resurrección / Ángel Iván Ruiz Sotelo


¿Ves a las aves llorar por la vida que se va?
Los sueños nos engañan en la realidad
Somos una paranoia relativa
Aconsejamos a devotos conformes
La sombra de la soledad es fiel hermana
Dirige a los reinos ocultos de las amarguras
Siéntate en la silla del abismo
Las trincheras gritan por tu ayuda
Eres el soldado raso que traiciono a la patria
Las armaduras son flores de loto
Las tumbas superficiales
Y las llamaradas del Hades no te consumen
Tu sangre envenenada por pensamientos surrealistas
Eres la frágil fragancia de la resurrección
Condescendiente con tu aflicción
Tus palabras son blasfemias para tus pájaros
Tus plumas fueron esparcidas por bocas indulgentes
¿Sigues la línea del tiempo? ¿Qué ves en ella?
¿Tus cenizas? No lo creo. Eres un fénix que no vuela
Cien pecados te volvieron humano
Y tu dolor te hacía mortal
Las semanas son lozas sobre tu cripta
Quitarlas es una paradoja
Sufres con los ojos
Tu alma es de papel y un crisantemo como corazón
Rezas a los dioses por tu salvación
Tu rodilla al suelo significa tu redención
Eres lo fragante y la mentira de la sociedad
Tu sangre envenenada por pensamientos surrealistas
Eres la frágil fragancia de la resurrección
Condescendiente con tu aflicción
Tus palabras son blasfemias para tus pájaros
Tus plumas fueron esparcidas por bocas indulgentes
Sigues pensando en tu auto superación
Tus luchas no son contra tus demonios
Eres eterno velador de esas derrotas
Sigue corriendo, llegarás al mar
¿Ves el horizonte? Por supuesto que sí
¿Navegas sin rumbo? No lo haces
Eres la estampa de tu amada
La eternidad la encuentras en el horizonte
Tus palabras son blasfemias para tus pájaros
Tus plumas fueron esparcidas por bocas indulgentes
Por bocas indulgentes

Tus ojos gotas de felicidad / Pablo Vargas


Perlas espejo del alma
Exuberante brillo, brisa de los suspiros,
paisaje enterrado, esotérico sin escudriñar,
alma en línea, lindos sueños lúcidos en laberinto,
pasos hilvanando pestañeos, dos gotas de agua.
Derramando sangre cuando se sufre,
regalando sonrisas cuando te dicen aquí nos tienes,
vida siempre latente, sin muerte por delante,
aman sin mentir, limite en el paraíso mutuo.
Novatos osados en rigurosa línea de esencia bondadosa,
profesan y evocan esplendido brillo estelar,
diurno amanecer con idílico alba, enfoque conspirativo,
sin preámbulo efectivo, te dan el primer beso y el primer abrazo.
Oh pensar en lo hermosos que implacables me atrapan,
deleite grande por el esplendor irradiante,
reflejo de canto melancólico y sentir pacificador,
toda una vida no los descifran.
Crónicas de perenne amor, ulular al abrir y cerrar,
fuego en chispas de potente tributo adulador,
elogio del universo, dicha enorme ocular,
hegemónica sonrisa de papel, escribo sobre ella.
Sin distracciones fijamente loable, dos alas rodando,
silencio absoluto estupefacta parsimonia celeste,
sin olvido cautivadora muestra de acontecimiento infinito,
mis perlas preferidas, cierro la realidad y absorto las deseo.

¿Para qué es ese aparato señora? / Samuel Rodríguez


No me contestó y sin pedir permiso pinchó el talón del pié derecho de mi hija.
Mi esposa al parecer ya estaba enterada de lo que estaba sucediendo, porque hasta sostuvo su piecito y sonrió cuando la enfermera le dijo que había salido 61. Yo era el único ignorante en la sala. Pero no me quedé con la duda. Mientras mi esposa llenaba unos formatos para que nos dejaran llevar a la bebé sin problemas, yo miré a la señora fijamente y le pregunté:
—Disculpe ¿usted qué es en este hospital?
—¿Quiere la respuesta médica o la fantástica?— me dijo con tono sarcástico
—La fantástica, por supuesto—le contesté mientras recordaba una escena de la película Hércules.
Entonces abrió su boca y de manera extraña desde adentro salió un caballito blanco con pelo azul galopando hasta que se estrelló en el muro donde estaban también los elefantes rosas.
—¿Me expliqué caballero?
—Muy amable, claro que sí.
Mi esposa y yo salimos del hospital fascinados por el nacimiento de nuestra hija. Yo por mi parte imaginaba todo lo que saldría de aquella boca, si hubiera pensado en Matrix o en algo de poesía concreta.

Sapiens / Carlos Islas


Todo es tan breve _tan incomprensible _por momentos se abre la puerta y entra la luz y aparece para desaparecer ¿Por qué no te quedas? ¿Por qué has de irte? Nos quedamos mirando un punto fijo mientras la mente viaja al mundo de la fantasía… Se trastoca el tiempo que tanto le importa a los mortales_ igual que el espacio escenario de bufones preocupados por agradar a un rey de la nada_ que sólo los mira y ríe y llora y se enfada y no le importa nada nada nada_ entonces los colores son más brillantes y los ojos no pesan y las manos no duelen y los pies no se cansan y el cuerpo es ligero ligero y volamos volamos volamos _ vemos dinosaurios comiendo unicornios trepados en orugas con alas de dragón infectadas de puntitos blancos y rojos blancos y rojos como los hongos que no se comen ni hacen volar_ si no los que envenenan y matan matan como los que matan a su hermano matan a su abuela matan a su padre matan a su pueblo matan neuronas y fetos_ en nombre de una ley injusta opresora del pueblo que le dio el poder pero no el permiso de matar eternamente_ al que tiene ojos que mira tanta sangre vertida al que tiene oídos que escucha tantos gritos de dolor al que tiene el puño en alto para defender lo que le pertenece_ en ese mundo de fantasía siniestra_ que hace todo lo posible por alejarse y desaparecer de este otro mundo fantástico donde vive el homo sapiens sapiens en peligro de extinción*

Llorar & sonreír / Cesar Corona


Llorar no sólo limpia el alma, también la mirada para ver la vida más clara, y así saber que a pesar de todo, aún somos capaces de sonreír.
Llorar nos hace sentir vivos, nos recuerda la fragilidad de nuestros adentros que por efímero que sean también vale la pena sonreír.
Sonreír hermosea y arruga a la postre el rostro, aclara la intención y aligera aquellas sombras que se aferran a la senda de los días.
Llorar y sonreír, sentimientos tan opuestos y cercanos que salen del mismo sitio, el alma.
Del alma brotan este par de cauces naturales sin autorización, fluye sin recato alguno hasta contagiar el entorno.
Llorar y sonreír, misma cara, diferente curvatura.

Cenizas vivas / Elena Aguilar


10:00 pm
Luces, aire frío y sudor alcoholizado.
Amantes viejos y gastados por la luz..
Él es yo y yo soy ella, este y aquel.
12:00 am
Un hombre… no, ¡un gigante!
ronda la finca derruida que llamamos hogar.
Solo encuentra polvo
y una flor.
01:00 am
Todos pasan, viran y regresan,
nada vuelve a ser lo que es,
se vuelve mejor, más emocionante.
03:00 am
Un gigante y una flor,
en el esqueleto de una ciudad.
Donde ya no se trata de quien es que
sino de quien quiere ser quien.
(16)
03:40 am
Uno, dos besos y un televisor sin señal.
Uno, diez besos y luces de neón.
Uno y cien besos con quemaduras graves.
04:50 am
Somos cosa de una noche
no sabemos si encender otro cigarro
o encendernos uno al otro.
05:30 am
Ya que incendiamos la azotea,
¿Por qué no toda la ciudad?
Sigamos bailando entre los muertos.
06:15 am
Se acabaron los cigarros,
no nos queda más licor
y aún sale humo de mi boca.
07:01 am
Volvemos a ser, un gigante y una flor.

El Reloj / Elizabeth Altamirano


Me dolió.
No me preguntes dónde, no sabría decirte. Me dolía todo y nada. Y que me doliera nada era peor a que me doliera todo.
En ese momento me convertí en un robot;
¿un robot?
Un reloj.
Callen ese tic-tac. Iba a despertarme.
Estaba a punto de despertarme de este sueño, un sueño en el que lo único que hacía era caer. Me iba, tómame de la mano, no me dejes caer.
¡Suéltame!
Y entonces volvió a doler. La caída fue más profunda. Los tic-tacs casi insoportables. El sueño una pesadilla.
Me dolió.
No me preguntes cuánto, no sabría decirte. Dolió desde que nací, no dolió hasta que morí. Y que no doliera hasta que morí era peor a que doliera desde que nací.
Cuando estaba a punto de identificar el dolor, me sacudió. Millones de descargas eléctricas. Razones no había, tampoco respuestas.
Cerré los ojos y me dejé llevar. El dolor ya me conservaba.
Yo pertenecía al dolor.
Dolor. Qué palabra tan extraña.
Dolor, dolor, dolor.
Caí.
Tic-tac.
Desperté.
¿Por qué ahora que estoy despierta nada parece real? Cierro los ojos.Recordar el sueño hace mi corazón latir deprisa. Muy deprisa.
No puedo respirar. ¡Suéltame! ¡Tómame!
Boom.
Caí, exploté.
No era nada más que un reloj, una bomba de tiempo de dolor.

Confesión / Jesús Gallegos


El primer acto en mi vida debió ser:
suicidarme
escupir planetas a tu vientre
aullar con rabia
aullar con la boca llena de espinas
borrar los orificios de bala de la cabeza de mis amigos
no tener amigos
dibujarme tus sueños en el cuello
ponerle comillas a Neptuno
pintarrajear con espray desde adentro la panza de mi madre
volar en cuatro direcciones distintas a la vez
digitalizar mi corazón y ponerlo como “Descarga Gratis” en internet
sembrar huracanes en cada letra de tus órganos
escribir un poema y nunca terminarlo
escribir poemas en las espaldas de mis amigos
escribir veladoras para cada uno de mis amigos muertos
escribir poemas como si no hubiera nacido
escribir poemas como si supiera hacerlo
escribirme poemas en la piel con una navaja
escribir poemas en el infierno con una cruz
escribir poemas con tinta negra en tus labios
escribir poemas con esperma en tus muslos
escribir y no respirar
escribir y estallar
escribir en el cielo “no naceré en este mundo”

Extraños / Jesús Alfonso Silva Iñiguez


En los lugares más peligrosos en los que nos encontramos es donde nos sentimos extraños de verdad, vemos en los rostros de los demás nuestros temores. Por raro que parezca no es lo más importante la persona que estamos viendo sino donde la vemos. Si nos encontramos en un lugar confortable las personas nos parecen buenas, pero si cambiamos el escenario, no nos es tan grata determinada persona. En ocasiones me sucede, que veo a alguien y pienso que es peligrosa esa persona y el escenario en donde la veo juega un papel importante en esa apreciación hacia los demás. Recuerdo trabajar con varios tipos de aspecto muy peligroso y tras conocerlos confirme que se trataba de gente de alguna manera peligrosa ya sea por su carácter agresivo, por su tendencia hacia las cosas ilícitas y la cuestión es la siguiente: cuando conoces a alguien por peligroso que este sea, los temores desaparecen, aunque sepas que es alguien en el que no se puede confiar demasiado y esto es porque ya lo conoces sabes de que aspectos cuidarte de esa persona; creo que el problema radica en el trato que tenemos unos con otros es en lo desconocido, pues al tratar con la gente se llega hasta generar un amistad o por lo menos una empatía en el peor de los casos una enemistad que te distanciaría de ese antes desconocido.
Esta cuestión de lo desconocido aparece más claramente cuando estás perdido, una vez saliendo de una reunión con amigos, de la cual me retiré temprano por vivir lejos, tomé el alimentador del macrobús, para empezar me di cuenta de que en ese trasporte que yo no tomo casi nunca se ocupaba cambio exacto, cosa que yo no tenía, pero el camionero sin conocerme y sabiendo de la peligrosidad de la zona, me dijo que me subiera que me daba aventón, yo agradecí y pasé a sentarme. Una vez que llegué al lugar a donde iba, pensé que todo estaba resuelto, pero al bajarme espere media hora incluso más y no pasaba el camión en el lugar donde yo lo tomaba años atrás para regresar de la casa de mi abuela. Me decidí a preguntar y me topé con un tipo con aspecto cholo como dicen los tiras, y le pregunté, él me dijo baja por aquí, y eso me hizo recordar una vez en la que el esposo de una prima me llevó por allá y para asustarme me dijo te voy a bajar aquí, viajábamos en una moto, eso lo hizo porque en ese barrio existe un pandilla llamada los perrotes, al pasar estaban como se dice en la jerga chola tirando barrio, y no voy a mentir me pasó como la canción, “sólo me dio frío tu calor”, como diría los de la Lupita en el cover de José José, dije bueno aquí quedé, pero mi primo político sólo trataba de darme una lección que nunca entendí del todo o simplemente se divertía conmigo; la cosa fue que ese recuerdo me hizo dudar y al caminar hacia donde me dijo el compa me topé u otro extraño y le pregunté lo mismo si sabía dónde era la parada del camión y le conté la dirección que me acababan de dar a lo que él me dijo: - Nel, Carnal, te querían mal vibrar, es más para arriba. Y pasé junto al malandrín que me dio mal la dirección y lo vi fijamente por un momento, en mi mente le dije una letanía digna de Polo Polo y llegué tras una o dos cuadras al lugar donde esperé el camión, resulta que desde que pusieron el bendito macrobús el camión pasa en dirección opuesta. Por fin tomé el camión y llegué a tomar un tercero que pasó milagrosamente tras un cigarrillo, que me fumaba mientras esperaba. Con esta experiencia me doy cuenta que es exactamente de eso de lo que tenemos miedo, tememos que alguien por no conocernos traté de engañarnos y busque mal vibrarnos, el escenario tiene mucho que ver con lo que digo pues de haber preguntado al mismo malandrín en el Hospital, si conocía tal o cual zona como la cafetería, podría mandarme a un lugar que no corresponda a lo que pregunto, pero sin las consecuencias que hubiera tenido, entrar a ese barrio a esas horas. Entiendo ahora, porque no confiamos unos en otros, al ser desconocidos y porque preferimos pasarnos a otra acera si nos topamos a un extraño en la noche.

Un minuto de palabras en honor a un atropellado / Paul Carrillo


El agua es una aquí y en Marte| pero no es lo mismo una gota de sudor que una lágrima fría
o la palabra líquida que canta una entrepierna
                                                         entonces el hombre y la mujer como una gota que escurre
al aire le importa lo mismo un suspiro que cinco estornudos| el lenguaje es un estornudo
una muchacha tibia me dijo alguna vez que la vida es un rompecabezas de piezas redondas
me dijo que dios es un rompecabezas| ahora estoy inmóvil frente a un hombre atropellado
ha perdido todo rastro de elegancia| una jardín se le ha escapado de los ojos y yo pienso en la distancia entre él y yo
a cuantos atropellamientos estaré de ser él| a cuantos poemas estará él de ser yo| así el agua
gota indescifrable| pedazo de tristeza o de lujuria|                                   así cada hombre
segmento de una historia tiernamente estúpida| hoja en blanco que alguien hecho de piezas redondas siembra con palabras| que encadena su boca dulcemente a otra boca
y deposita lunas palpitantes en sus manos porque sí| así cada hombre hoja en blanco que esa mano engendra en el sentido
y después arranca.

“Déjame entrar” / Vidal Uribe


Las normas médicas (me condenaron)
en primer término a no tener sexo
igual que el prójimo,
incluso antes de la experiencia sobrenatural:
la delgada, la delgada, la delgada
cosa -Incurable-
sustraída
del espíritu irracional
hundida en un secuestro agónico,
rogaba moverse del círculo.
Hay horrores homicidas en aceptar
esa interpretación
y puedo oírla
en cada juicio
en cada sacrilegio
aquellos que lo persiguen
en un crimen incomprensible.
¿Acaso no hay liberación, Hijo de la naturaleza,
en dar luz y vida a lo que lleva
tu nombre
tu memoria
y tu cuerpo?
¿Y sí esa extrañeza
en mi cuerpo,
esa sensación de condena
y sombra
esta comunión poética,
realizará de verdad
lo que los hombres llaman re-creación, origen, manantial?
¿Acaso?
¿Acaso podría entrar?

Mujer soñada “Soneto” / Saturnino Ruiz Roque


Te escribo tristemente, desde mi alma doliente
Las sombras de la noche aumentan, más esta pena
Una noche más sin ti, pasaré nuevamente
Errante el tiempo corre, como reloj de arena.

¿Por qué pienso tanto en ti? siempre estás, ¡tan distante!
La noche envuelve entre sombras, ¡las calles sombrías!
Cuanto debate el corazón, siempre inútilmente
El tiempo está triturándome, sin tus caricias.

De qué sirve amarte tanto, si estás tan lejana
Mi vida triste, contempla en el cielo, tus ojos
A lo lejos, se ahoga en silencio mi amargura.

Transcurre mi vida, sin sentido aun se afana
Eres como los astros, si de mí estas, tan lejos
Dame, mujer hermosa, ¡de tu alma, su ternura!

Brayan Reyes


Dibujo: Luis Briones