Expresión Libre

domingo, 9 de noviembre de 2014

Dibujo: Van D Hellsing


Dibujo: Luis Briones


 
 
 

Foto: Davo López


Luis Garibaldi


 

 

Caries


Vocaur

Mis dientes esperan desde hace días sentados al dentista.
Esperan...
Esperan...un poco de compasión
que les disfrace la caries, ...inane.
tus ojos son como mis dientes
esperan...
esperan...una punta de lengua que abra tu mirada
empañada por una letra.
Desgraciados los hombres que no tienen caries

porque ellos nunca sabrán el dolor de una raíz infectada.
desgraciados los hombres que nacieron con su vista completa
porque ellos nunca sentirán cómo el nervio óptico de su ojo derecho
hace corto mientras chispea la casa de marte golpeando la nuca del hebreo.
Un gusano cibernético se come la manzana de la discordia.
Un gusano cibernético intenta ingresar a tu oído y comerte el cerebro.
Sino hoy...pronto.
Cuando venga el dentista procura que tu boca sea un sepulcro abierto.
Cuando venga el dentista procura que tu ojo derecho supure una lágrima
por el diente caído, mientras tu izquierdo disfruta viendo a los demás pacientes,
pacientes, paseando su lengua por cada una de sus inconformidades

¡Oh humanidad!


Elena Aguilar

Es una lástima que alguien de tu categoría deseé hacer tan horrendo trabajo. –exclamó la chica que en apariencia se veía bastante cómoda ahí cuestionando sin descaro a un viejo, pero elegante caballero.
-¿Lástima dices? –cuestiono él en contraataque. –la verdadera lástima aquí es que nos estemos quedando sin habitaciones, hay una fila enorme frente a las puertas de Cerbero y no tenemos espacio para alojarlos a todos aquí.
-Que compartan habitación, ni que esto fuera el cielo para que se pongan sus moños.
-Harás lo que te ordeno, no permití que nacieras para que seas una inútil.
-Cuida tus palabras anciano. –amenazó ella alzando una ceja.
-Te pareces a tu madre, es una pena que la hayas matado.
-Tenía cinco años. –se excusó ella poniendo los brazos en alto.
-Edad suficiente para divertirte decapitando a alguien. –habló él con ternura. –Ahora ve a hacer lo que te digo y no me decepciones.
-Será muy difícil, no creo poder hacerlo. Ya viste que pasó cuando intentamos detener las cruzadas porque teníamos el mismo problema de espacio, los humanos están locos

¡hasta trataron de quemarme viva!
-Todo en nombre de Dios hija mía.
-Ese ni existe, -afirmó con los ojos en blanco. –aunque bueno, en aquel tiempo los humanos era más perceptivos ahora no te reconocerían ni a ti.
-No se diga más, ve a la tierra y haz lo que te ordeno. –dictamino el viejo. –Estoy seguro que lo lograrás, después de todo eres mi hija.
-Una simple bruja no puede sola con esto. –rezongó antes de desaparecer con un sonoro “¡plaf!”
Alrededor del viejo solo se veían rocas negras, la espesa corriente de un río que desembocaba en un oscuro lago de aguas turbulentas pasaba silenciosa cerca de los zapatos negros y lustrosos del viejo. A lo lejos, se alcanzaba a ver una fila enorme de personas enojadas por la espera, todas distintas entre sí, mientras el refinado hombre observaba con pereza a las personas formadas alrededor de una montaña café como calcinada, susurró como si hablara con un niño:
- A estos humanos alguien debe enseñarles a comportarse como tales.
- ¿Acaso en la tierra están tan jodidos que el mismísimo Satanás ha tenido que enviar a su única hija a enseñarles a ser mejores? –resonó la profunda y fría voz de la muerte burlona.

Sin el hilo conductor

Alejandro Farías

Sin el hilo conductor
que separa mis pies del suelo
el insomnio se empecina
en reventar bombillas.
Sin la prisa adulterada
de tentáculos abrumados.
Sin la vuelta que me falta
para llegar a tu demonio,
sin los pulpos de aserrín
que resguardan tu portón
.

Número 2


Elizabeth Altamirano

Leería a través de tus páginas mil veces
para siempre descubrir algo nuevo
Y volver a suspirar, tal como la primera vez.
Quiero descubrir la intención, el tono
y el mensaje de tu texto
conocido vagamente como tu piel.
Envuélveme con tu historia,
tus palabras, tu fuerza
y yo escribiré tus historias al ritmo
de tu cabello meciéndose entre tus dedos.
La poesía de tus ojos despierta al sol.
La poesía de tu voz levanta guerreros,
Y, la poesía de ti desarma mis fuerzas.
Tal como Octavio Paz afirmó,
Hay poesía en forma de paisajes, hechos, personas…
Y tú eres mi poesía de persona favorita.

3

Samuel Rodriguez

A los cuerpos, solo les queda inminente, el instinto de la lluvia (!La caída!)
A la Red Informática mundial, la superposición y la supercontracción del ser y
del haber sido; es decir no tengo ni la menor idea de lo que será de ella.
A este ojo bizco mío, la burla de los que me miran “bien” con los dos ojos
A la rutina que tanto nos fastidia, la catástrofe más grande de todos los tiempos.
Y a este post, la prescripción a la “única” biografía (cómica) de mi vida.
¿Realmente mi bio y mi grafía algún día estarán juntas?
Me queda inminente la inmediatez...

Despierta animal perdido…


Manuel Rayas

Despierta animal perdido
Bebe leche en la sombra
Alicante grita
Revienta
Como látigo que retumba el sueño
Perro salvaje entre las dunas
Enloquece daga hiriente
Mariposa purpura golpea el viento
(Las palomas que se fueron) de prisa
Quema tu piel
Hínchate
(Como un tatuaje)
Retuércete piedra triste
Voz de pájaro
En el hondo mirar de la ceniza
_ vuélvete lluvia eléctrica _
Muladar de pardas gotas
Y amaneces lumbre
Ya pareces sol

Paraíso en Llamas


La Guerra de Paraguay (1864-1870)
Joel Eliasib López Velasco

Don Francisco Solano continuó su campaña en contra de Brasil, confidente de que Argentina no intervendría a favor de Brasil ya que en años anteriores ambas naciones se habían enfrentado violentamente buscando imponer su hegemonía sobre la región dejándolos aparentemente enemistados. De esta manera se concentró en acabar con Brasil, sabiendo que su frontera sur estaba segura. La segunda columna paraguaya enviada a Mato Grosso consistía de cuatro mil hombres y había aplastado toda la resistencia brasileña, su máxima victoria fue la toma de la ciudad Coaxim el mes de abril de 1865. Las aplastantes conquistas logradas por Paraguay durante esta primera etapa de la guerra habían dejado claro un punto: Brasil no estaba preparado para la guerra1. El desenlace de la guerra lucía prometedora para Don Francisco Solano y sus fuerzas paraguayas, si el curso de los sucesos continuaba así era muy probable que Paraguay librara Uruguay y consolidara su poder sobre la región. Sin embargo, el hombre fuerte guaraní, habría de cometer un error de cálculo y estrategia. Una grave equivocación que sacaría a Argentina de su neutralidad y provocaría que esta se aliara con Brasil en contra de la “amenaza paraguaya”.
Un Craso Error de Estrategia
Tras un año de indiscutibles victorias sobre el gigante brasileño, el cual demostró no estar preparado para un combate abierto de poder a poder con una nación que había consolidado su ejército especialmente para dicho enfrentamiento,
1 Ricardo Salles, Guerra de Paraguay: Memorias e Imágenes, Biblioteca Nacional, Rio de Janeiro, 2003

Don Francisco Solano estaba seguro de que el estandarte paraguayo pronto ondearía sobre Montevideo, liberando así a su aliado de las garras imperialistas de Brasil. Deseoso por obtener la victoria total sobre Brasil y de prestar el tan urgentemente necesitado apoyo a sus aliados uruguayos “blancos”, dirigió todos sus esfuerzos a la incursión de Uruguay. Sin embargo, existía un importante obstáculo que no podía ser ignorado, para llegar a Uruguay, las fuerzas paraguayas debían atravesar territorio argentino. El gobierno guaraní interpretando que la agresión brasileña sobre Uruguay sería visto por los argentinos como un atentado contra sus propios intereses, se uniría a la causa paraguaya de defensa contra la amenaza carioca o por lo menos lo apoyaría. Por esta razón, confidente del favor argentino, solicito permiso para atravesar su territorio para prestar batalla a Brasil en territorio uruguayo el mes de marzo de 1865. Sin embargo, la respuesta del gobierno argentino ante la solicitud de libre paso dejó al hombre fuerte guaraní perplejo, Argentina no permitiría que Paraguay atravesara su territorio. Don Francisco Solano no podía creer que el gobierno argentino se negara a apoyar una causa que claramente buscaba frenar la terrible amenaza del imperialismo brasileño. ¿Acaso el gobierno argentino no haría frente a las fuerzas imperiales que desafiaban su poder sobre su antiguo territorio? El presidente paraguayo no podía creerlo sin embargo, el siguiente movimiento argentino acabo por enfurecerlo. El 18 de marzo, el presidente argentino permitió que las fuerzas brasileñas atravesaran su territorio. Don Francisco creyendo firmemente que su causa era justa, tomo una osada decisión, declarar la guerra a Argentina. Para él, no había duda alguna que los enemigos de su nación habían conformado una alianza para someter tanto a Uruguay como a Paraguay a su dominio. No tenía otra opción más que tomar la ofensiva y enfrentar a las potencias que desde el momento de la independencia paraguaya, habían demostrado su interés por oponérsele. Impulsado por un férreo

sentido de victoria, ilusorio o no, obtenido por sus recientes conquistas sobre el coloso imperial, Don Francisco Solano opto por invadir Argentina. A su orden, el mes de abril de 1865 las fuerzas paraguayas invadieron la provincia argentina de Corrientes. El 13 de abril las fuerzas guaraníes se apostaron frente ante las incrédulas y perplejas tropas argentinas. Una vez más, los paraguayos tomaron a sus enemigos mal preparados e incapaces de hacerles frente. Las huestes paraguayas constaban de cinco barcos de vapor y dos mil quinientos efectivos mientras los argentinos apenas llegaban a los cien hombres y dos vapores: el 25 de Mayo y el Gualeguay. Para colmo de males, el 25 de Mayo contaba con solo una batería y el Gauleguay ni siquiera estaba dotada con armas de defensa y además se encontraba en tierra, totalmente inútil. El desenlace de la colisión era totalmente predecible, con las fuerzas argentinas puestas en polvareda, los paraguayos tomaron los vapores 25 de Mayo y Gauleguay. Las victoriosas e invictas huestes guaraníes iniciaron su marcha hacia la ciudad argentina de Corrientes. Cual no fue la sorpresa de los habitantes de Corrientes al verse atacados no solo por cinco vapores paraguayos sino por sus dos embarcaciones ahora en poder guaraní. La ciudad no estaba preparada para contener las fuerzas mejor equipadas y más numerosas de sus sitiadores y tuvo que capitular. Por el momento la bandera paraguaya ondeaba orgullosa y victoriosa sobre territorio argentino y brasileño. El factor sorpresa y la mejor preparación de sus tropas le habían otorgado a Don Francisco Solano el dominio sobre las fuerzas brasileñas y argentinas. Sin embargo, tras recibir la primera embestida, el Imperio de Brasil y la Unión de Provincias de Rio de la Plata se preparaban para la contraofensiva. Ahora las huestes paraguayas debían demostrar si eran capaces de resistir el contragolpe de las dos potencias.
El panorama para Paraguay era incierto, tras sus invasiones sobre territorio argentino y brasileño. Su primer golpe a ambas naciones

había sido contundente más no definitivo, las victorias habían sido sobre dos potencias tomadas por sorpresa. Don Francisco había colocado en una situación muy peligrosa a su nación, pues sus acciones habían puesto en su contra no a una nación poderosa sino a dos. Si había de mantener la hegemonía sobre la situación tenía que movilizarse de inmediato. Necesitaba urgentemente debilitar el poder de alguno de sus rivales para neutralizarlo mientras se enfocaba en luchar contra la otra potencia. El hombre fuerte sabía que tenía una oportunidad para neutralizar la ofensiva argentina, solo una y de esta dependía el futuro de la victoria paraguaya. Don Francisco siendo un hombre fuerte el mismo, entendía bien que un hombre poderoso siempre tiene enemigos que lo envidian y buscan la manera de arrebatarle ese poder. El hombre fuerte argentino no era la excepción y el presidente guaraní iba a hacer uso de esta situación para neutralizar o al menos debilitar lo suficiente el poder central de Argentina y por ende acabar con la amenaza de un fuerte contragolpe. Don Francisco conocía bien la disputa entre el presidente Bartolomé Mitre y el poderoso caudillo Justo José de Urquiza y buscó persuadir a todo costa el apoyo de este último a la causa guaraní. Sin embargo, para desgracia del autócrata paraguayo Urquiza se mostró indiferente y no se movilizó en contra de Mitre. La situación se hacía apremiante para Don Francisco pues tanto Argentina o Brasil podían iniciar el contra golpe en cualquier momento o lo que era peor atacar al mismo tiempo. Finalmente, el mes de mayo los peores temores de Paraguay se hicieron realidad; Brasil, Argentina y el gobierno colorado de Uruguay firmaron un pacto de alianza para enfrentar a la amenaza paraguaya surgiendo así la Triple Alianza. Para horror de los guaraníes ahora no solo debían enfrentar una formidable potencia sino el poder combinado de tres países, los cuales golpearían a Paraguay al mismo tiempo.
Continuará...

Quijote de la mancha


Aquelarre

Morid por ti, es poco si existiera algo peor que la muerte!
pues a vuestra reina imploro,
que me hagáis digno de tan semejante belleza,
muero lentamente sin pudor,
por la distancia esta que existe entre tú y yo,
si usted mi Dulcinea, me propusiera un reto,
lo cumpliría al pie de la letra,
pues si he de morir,
que sea a vuestro lado,
y si hay que vivir, será pensando en ti,
usted forja con besos mi armadura,
con caricias mi espada,
y con dulzura, se roba mi alma,
solo soy un forajido que ha venido hasta aquí,
por un tesoro millonario,
yo don Quijote, eh venido hasta aquí solo a robar…
Robarte un beso en los labios.

La trifulca


Jesús Alfonso Silva Iñiguez

Recuerdo que una noche terminando de trabajar en las calderas – sé que no muchos saben que es una caldera pero no hay tiempo para explicaciones- mi hermano y yo nos subimos a una ruta de camones que no conocíamos, en esos momentos, mi hermano se sentó en medio del camión junto a la ventana y yo seguí de largo y me senté en la parte de atrás. Nada raro pasaba en esos momentos, hasta que unos maleantes aún ignoro por qué/ buscaron problemas/ y me les enfrente como diría el príncipe del rap, los tipos trataron de quitarme la gorra, pero mi hermano volteó y eso hizo que ellos se fueran sobre él, le asestaron unos cuantos golpes, yo como casi siempre que hay una pelea actuó sin pensar y tomando por la espalda a uno de los malandrines lo tiré contra un asiento desocupado el tipo cayó redondito y un tercero que no vi me agarro, cabe señalar que los tipos estaban ahogados de borrachos o ve tú a saber que se metieron, pero fue muy fácil soltarme del tipo que me sujetaba. Todos en el camión se alarmaron y el chofer como si no fuera obvio preguntó:
- ¿Quién ofendió?
Lo primero que pensé es que no mamará el camionero pues los fulanos se subieron al camión y ni siquiera le pagaron y estaban hostigando a todos los pasajeros, pero al parecer los tipos no se sintieron tan seguros pues empezaron a decirnos a mí y a mi hermano que éramos barrio, muy al estilo de la jerga chola, en esos momentos me di cuenta que no tenía mi gorra porque en el forcejeo se me cayó; pero lo que menos importaba era la gorra, la cuestión era como salir de esa situación, y de pronto los tipos nos dijeron:

- Bájense y ya no hay pedo -a lo que yo respondí-.
- Simón pero dame mi gorra- en estos momentos reflexionándolo fríamente digo para que chingados quería la gorra pero en fin ya lo había dicho-.
- Simón dales su pinche gorra -dijo uno de los malandrines-.
Uno de ellos me dio la gorra y mi hermano bajo pasando frente de ellos y le dieron una tanda de patadas yo y se lo mismo y obtuve la misma tanda de tres patadas, pero como siempre no reflexioné y subiendo rápidamente al camión le di una patada en los huevos al primero que tuve a la mano y salí corriendo. Mi acción no pudo ser más estúpida he inoportuna pues los tres imbéciles me siguieron volvieron a encarar a mi hermano que por cierto también tenía una gorra dos de los trincados trataron de quitarle la gorra pero esta vez alcanzó a meter las manos y de un puñetazo hizo que la soltará el cabrón que la traía. Yo por mi parte estaba enfrente del mismo gordo al que había tirado en los asientos del camión y el sólo repetía una y otra vez “quiere que valga verga”, yo no respondía nada estaba como acalambrado y al ver pasar a mi hermano por un lado dije a la mierda si mi hermano ya se va aplicaré la de las pistas de Blue si el entró yo también y me fui dando media vuelta, fuimos mi hermano calvo y yo a que se lavará la cara porque tenía un golpe en la nariz mientras caminábamos dentro de plaza patria, platicamos con clama las cosas un poco sacados de honda por la forma en la que reaccionamos, según nosotros fue muy tibia nuestra forma de actuar pero creo que si nos hubiéramos enfrascado en una pelea con esos tres bastardos sin gloria no estaríamos hoy y no es porque crea que dos contra tres es una pelea demasiado des igual sino por qué reflexionando en el hecho el calvo me dijo que llevaba un picahielos el gordo que me encaró, en fin nadie está preparado para situaciones como esa creo que sólo actuamos instintivamente, ni bien, ni mal y corrimos con suerte, mucha suerte.

Que nadie toque


Saturnino Ruíz Roque

Que nadie toque, ¡tu cuerpo ni tus suaves labios!
Tus manos, tu cabellera que cubre mis sueños
Tu delicada piel, flor de muy tersos pétalos
Tan sólo el agua pura, de los lagos de Rusia.
Que tan solo te bañes, del alba luz de ocasos
Y el perfume, de fragantes flores y pinos
Te cubran con su áureo manto, abanicos de bosques
Resina ambarina exquisitamente perfumes.
De la cabeza a los pies, toda me perteneces
Atrapado mi corazón, quedó en tantos besos
Fuego de mujer joven, piel de luna y bosque.
Llama ardiente en que se consumen ¡sueños deseados!
La melancolía de tus ojos, ¡vida mía!
Abrasarse habrá en la hoguera ¡amor eterno!.

El zumbido


Tonatihu González

Esto lo hago por el simple hecho de cautela. Saber lo que se ahora, y más, viendo lo que implica guardarlo, es una cuestión horrorosa. Y si así esquivo el singular procedimiento de esa circunstancia, me sentiré aliviado, por que el simple hecho de evocarla en el recuerdo, le vuelve, y el volver significa no irse, y eso a la vez, manifiesta que solo hay un final.
Es necesario que te lo cuente, porqué así, pago mi deuda, una deuda que es impagable. Eso lo hago por limpiar mi conciencia un poco, y por miedo lo he dicho. Es conveniente puntualizar, sí la sola idea se llega a escabullir entre tus oídos, le omitas con un asco mortal. La escupas pertinentemente de tu cerebro y la apagues con toda tu fuerza.
Yo estoy contento de haber conocido a Alonso. Sin duda ha sido el mejor amigo que he conocido en toda mi vida. Probablemente el único que pudo rescatar de esa palabra, a pesar de sus decisiones o las mías. Lo conocí en la escuela, poco después de que yo me mudara a Guadalajara. No había muchas opciones, la sociedad aquí es muy compleja, y a veces cerrada. Lo excéntrico marca muchas divisiones en esta ciudad. Desde que lo conocí compartimos una misma tendencia sobre la filosofía y lo que conlleva al pensamiento, el razonamiento, y todo lo que procuraba una extenuante concentración. Entramos a la licenciatura de filosofía, dedicados y puntuales, no descansábamos ni un solo momento. Muchas veces saliendo de la escuela teníamos prolongadas charlas nocturnas sobre las diferentes vertientes, las ideas, sus propósitos y el origen de ellas; cómo influencian en la vida común o hacen un común en la vida, hasta el hecho de cómo puede degenerarse el pensamiento, tantas ramas de un solo tronco firme y uniforme: la vaguedad, la nada, el siniestro ser arbitrario de todo.
Eran frecuentes y prolongadas esas animosas veladas de diván. Pero es aquí donde quiero llegar a creer que fue algo que escuché o leí, y que penetró en mis oídos y se clavó en la noche, algo que fulminantemente quedó ahí. Pero el hecho de haberle visto, corpóreo y abundante, me causa pavor, tanto que se me congela el alma. Esa es la idea, algo penetrante, se posee y se es poseído, pero que tanto es uno u lo otro.

La presión fue aumentando, y las visitas de su ruin zumbido también, no había noche en que no lo escuchara más fuerte, más profundo, y lo peor de todo sin una ronchita roja al amanecer que pareciera satisfacer su deseo de sangre. No descansaba mucho esos días y Alonso lo notaba, no estudiaba, llegaba siempre cansado a las clases y me dormía en muchas de ellas. Decidí tomar medidas drásticas, llené mi habitación de insecticida y cerré las ventanas para que no hubiera escapatoria. No había ni la mínima probabilidad de supervivencia, pero aún así, lo hizo. Esa noche volvió, arduamente molestó, no por horas, fue toda la noche. Impidió que durmiera, apenas caía extenuado por el sueño zumbaba más fuerte, se introducía en mi oreja, salía y volvía a entrar.
Alonso me visitó la semana siguiente que dejé de ir a la universidad. Me encontró tirado en mi cama, el zumbido, ahora estaba de día, no podía verlo, estaba aquí, allá, manoteaba y desaparecía eventualmente, solo para volver segundos después. Era intolerable, en la comida, inclusive en la ducha se manifestaba, el mosquito me seguía, parecía encontrar formas de esconderse en mi ropa o en mi cabello. Fue cuando Alonso se sorprendió al verme ahí, postrado sin cabello y con mi ropa interior. Le conté todo como lo
Lo escuché esa noche al partir de la casa de Alonso, habíamos estado hablando como de costumbre, y ahí fue donde creí escucharle por primera vez, en su cuarto junto a la lámpara. Estaba sentado y lo oí claro, sobreviniendo de la lejanía, aproximándose, como flotando, y solo rosando parcialmente mi oído, un zumbido, idéntico, único y especial tal como lo es el aleteo de un pequeño mosquito. Sobrevino hacia mi oído, lo asusté y quedó. Al acabar la velada fui rumbo a mi casa que no está muy lejos. Llegué, cené un poco y subí a mi habitación, ahí fue donde descubrí que la ventana estaba abierta, seguramente mi madre olvidó cerrarla aquel día. Todo es causal, casual y definitivo. La cerré y me acosté sin más en mi cama, ahí de nuevo se aproximó por mi lado izquierdo, el mosquito sincronizaba sus ataques con mi reposo, en el momento exacto de mi caída al sueño me veía desde la alta y obscura noche, se precipitaba hacia mi oreja y zumbaba fuertemente, incansablemente, ni siquiera hacia un esfuerzo por picarme, solo flotaba en la noche impidiéndome dormir. Agitaba fuertemente mis manos y brazos, para asustarle, parecía funcionar, y solo así lograba dormir.

hago a ti ahora. Y es cuando te digo, ten cuidado.
Escuchó preciso todo lo que le dije, como me molestaba el zumbido todo el día, en la ducha, cuando como, duermo, y ahora en el día. Le conté de mi temor; la noche anterior claramente lo escuche dentro de mi oído, pero aún más profundo, dentro de mi cabeza, resonando y chocando contra las paredes de mi cráneo, ahí estaba, no podía hacer nada, se había introducido y vagaba libremente por mi cabeza y mi cerebro contaminándolo todo. Se había apoderado de todo lo que era, mis recuerdos, mis ideas, todo era él y su ruido infernal.
Alonso un poco turbado me miró, y no reconoció a su amigo, se levantó y me abrazó, me dijo que todo era una invención, que me calmara y visitara a un psiquiatra o alguien profesional. Pero sin saberlo él había sido el mejor doctor, justo cuando hablaba, su voz lo silenció. El zumbido había desaparecido, temí que fuera eventual y aguardé hasta la oscuridad para enfrentarme de nuevo al miedo, al espanto de saberle en mí. Pero no, se había ido y por primera vez en un mes había dormido plácida y completamente, ya no uno de esos espasmos dolorosos de vela. Volví a la escuela, y recuperé poco a poco mi habitual rendimiento. Pero Alonso había desmejorado mucho, lo veía como yo, cansado y pálido. Estaba tan apurado por recuperar el tiempo perdido en la escuela que lo descuide un poco y no me di cuenta cuándo dejó de asistir.
Un poco después de salir del semestre lo visité. Sus padres se encontraban muy demacrados, parecían devastados. Me contaron que Alonso no dejaba de gritar en su habitación, aseguraba que algo lo seguía y que no lo dejaba dormir. Justamente me contaban eso cuando los gritos de Alonso se empezaron a oír. Escalofriantes y desgarradores provenían desde su habitación, y de pronto, silencio. Sus padres comenzaron a llorar, me dijeron que habían hecho todo pero que los médicos no encontraron el origen de su extraña enfermedad, lo habían internado, análisis, tomografías, todo y la misma respuesta: era perfectamente normal en salud. Simplemente era una idea que él tenía, una invención, algo que se creó. La razón, nadie la sabía, ni él mismo. Subí para intentar calmarlo cuando nuevamente comenzó a gritar, ya que su madre empezó a llorar más fuerte.
Fue espeluznante, Alonso se encontraba tirado en el

suelo, su cuarto era un total caos, las ventanas abiertas de par en par, la cama destruida, las almohadas por todos lados, la pared llena de golpes y sangre de los puños de Alonso, su cabeza estaba hinchada de los golpes que se había dado con la pared. Su rostro estaba pálido y seco, sus ojeras caían hasta las mejillas y su boca estaba seca y agrietada. Me vio y corrió hacia a mí llorando. Me dijo que él lo tenía, que el zumbido estaba en su cabeza y era insoportable, el día en que me vio después de irse, llegó a su casa y vio las ventanas abiertas justo como le conté, sonrío acordándose de mí y del zumbidito aquel, rió un momento de ello, y dijo que seguramente yo solo estaba inventándolo, sin duda alguna era una tonta idea que yo había adoptado para no ir a la escuela. Me contó que justo antes de dormir escuchó como desde lejos se acercaba un mosquito, lo estrujó contra sus manos y fue cuando todo derivo en el zumbido, lo escuchaba ya todo el tiempo. Era intolerable, estruendoso, y abominable, justo lo decía y se golpeaba la cabeza llorando. Yo estaba asustado, todo el caos y la escena me habían impactado, Alonso comenzó a gritar de nuevo -¡Ahí está, lo oyes!- Gritaba con todas sus fuerzas desgarrándose la cara y golpeando su cabeza hasta sangrar. Traté de tomarlo para evitar que siguiera golpeándose, fue cuando lo dijo -¡Es tan estúpida esta idea!- Yo estaba paralizado, decidí llamar a sus padres. Precisamente cuando lo iba hacer Alonso me miró, sus ojos muy abiertos y perdidos se fijaron en los míos y sonrió. Me tomó de la mano y corrió hacia su ventana y al llegar a ella se lanzó al aire. Grité inmediatamente a sus padres y me abalancé hacia la ventana, fue entonces cuando lo vi…
Alonso estaba en el suelo, se había estrellado en el asfalto, su cabeza se había abierto por mitad cuando cayó en la acera. De ella salía una nube negruzca y deforme, subía poco apoco hacía el cielo, con una cadencia irregular y amorfa. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí me di cuenta que eran una nube hecha de muchísimos mosquitos, todos ellos saliéndole a borbotones, cual si fueran sangre. Volaban abiertamente y sin rumbo, pero mudos, sin ruido. Otros pocos, se habían quedado pegados al suelo con lo poco que quedaba de la masa viscosa del cerebro de Alonso, que ahora ya no gritaba, y parecía dormido plácidamente en el suelo...

Hoy imaginé…


Hugo Medel Gómez

Imaginé respecto a nuestro tamaño frente al del universo. No creo que seamos tan grandes como imaginamos.
Imaginé que somos los únicos seres inteligentes en el cosmos, los únicos que pueden imaginar.
Que estamos en un mundo, el único con vida, que está dentro de un sistema solar y este al mismo tiempo en el universo que flota en las olas del tiempo y que nuestra mera existencia está a la deriva, somos naufragio de la casualidad.
Pero me dio miedo imaginar que me reducía tanto…así que decidí volver a mi mundo, al de los hombres vivos.
Imaginé aquellos cuentos que me contaban sobre los hombres.
Imaginé que nosotros también somos animales, animales que vivimos en una jungla ajena construida por nosotros mismos, jungla color gris como nuestros corazones, jungla donde abundan los depredadores.
Reflexioné un momento, nos empeñamos en construir y cambiar todo a como lo imaginamos.
Nos concentramos tanto en imaginar a donde vamos que olvidamos lo que en verdad somos.
Quise imaginarlo, pero no pude, mi mente se tornó oscura y no había nada, solo un hueco, ¿será que eso es el hombre? un hueco hondo y oscuro
Nunca creí que sería tan difícil imaginar al hombre y que me resultaría más fácil imaginar nuestros cuentos, pareciese que los hombre solo somos historias.(Historias que rellenan aquel hueco)

Después de mil intentos y diez mil fracasos pensé en imaginar en un lugar más allá del hombre y de las estrella, un lugar que podría estar más allá de la muerte pero no tan cerca de la vida.
Ahí…ahí donde todos los dioses, desde el más arcaico y olvidado hasta el más venerado, se reúnen para charlar.
Antes creía que los dioses siempre discutían, que no podían convivir entere ellos, pero en mi imaginación no lo hacían, de hecho nunca han discutido, la verdad es que nosotros somos los que peleábamos y después les echábamos la culpa.
Incluso yo antes pensaba que ellos habían inventado el sufrimiento, pero descubrí que el sufrimiento existía desde mucho antes que ellos y que ha sido la única religión que hemos profetizado y por ello los dioses nos han abandonado.
Los dioses nos abandonado y no los culpo por ello. Con toda su omnisciencia concluyeron que la humanidad no tiene remedio (quisiera imaginar que sí)
¡Ho Los dioses!, no puedo creer que a algo tan perfecto lo hallamos imaginado los hombres que ni siquiera somos capaces de imaginarnos a nosotros mismos.
Como pasa el tiempo cuando uno está sumergido en tal odisea
Hoy imaginé tantas cosas sin sentido, imaginé que con solo imaginar podría cambiar al mundo, absurdo ¿no?
Prefiero irme a dormir y ver con que voy a soñar, tal vez mis sueños tengan más sentido.

Se va la vida


Carlos Islas

¿Cómo es que la vida se va
junto con los amigos
que jugaron a los carritos
en el recreo y al futbol
a la salida de la escuela?
Se va la infancia
tras la emoción de ir creciendo
y conocer a nuevos amigos
y amigas que después
te romperán el corazón.
Se van los tiempos
en que mirábamos a las niñas
y nombrar su nombre era sublime,
como sublime era rosar su mano
y dedicarle una jugada de básquet.
Se van los días de cerveza
en la escalera de la prepa
junto a nuevos amigos
cargados de historias
llenas de risas y llanto.
Se van los días de trabajo
de luna a luna
pasando por el arduo sol
viéndolo despertar
como despierta un niño.
Así se va la vida,
como se va el día
para que llegue la noche
y podamos descansar
del llanto y las risas.

No puedo interpretar...

Vidal Uribe

No puedo interpretar mis poemas
sólo soy como un médium que recibe cosas
que pasan a través de mis venas
como una fila de tráfico
y me hacen ser cada vez yo mismo
es la pasión clave del ser humano
lo siento pero es verdad
personas que dijeron que te amaban
que prometieron todo
y después te mezclaron con nitroglicerina y jabón
y te abandonaron en la calle sin nombre
o amigos que eran hermanos
que tenían la misma historia que Dante
y que su cerebro ardió en rehabilitación
por creer que las drogas definían la amistad
o el vacío de ser el reflejo de los demás
y no poder contraer lo real y doloroso
que es no poder escuchar la bienvenida
de los pájaros por la mañana
las aves no tienen la culpa
o por creer que la lucha violenta contra la mirada
se resuelva en una plática en el café de la esquina
y que sus recuerdos sean tan devastadores
naturaleza humana como lo fueron los dinosaurios
o el simple hecho, la totalidad de las cosas,
de analizarte en grandes esperanzas de ser
testigo de la muerte.

Sinceros


Erick García y Cecilia Ibarra

Tómame entre tus brazos
Y susurra de nuevo el secreto
Que tienes guardado.
-Secretos yo no tengo a tu lado
Cuando mi misterio como el viento
Es susurrado a tu lado
Sentir tu magia en mis manos
Desearte tras morder tus labios
Volar en tu mirar de aquellos bellos ojos
Que las alas me devolvieron y tu dulce magia
Que a mi corazón hace respirar.
-De nuevo te digo, te contesto
A tu lado no hay secretos
Solo hacer uno nuestro,
Un nuevo mundo a tu lado
Donde mi alma por siempre
Te gritara TE AMO…

Tu mundo, mi mundo, nuestro mundo
No habrá misterios
Solo las palabras cobijadas por el amor
Que estamos sintiendo
Viajando como el viento rozando nuestro ser
Impregnando las palabras que florecen en papel
Grítame te amo
Escucharas el eco de aquellas palabras
Ahora por mi voz
Y si silencio soy
No busques palabras susurradas por mi voz
Mira el resplandor de mis ojos que muestran
Al mirarte encontraras
Las palabras mudas
Que gritan siempre al mirarte TE AMO…

Estación Juárez

Juan Amor Gaya

Bajando por la eléctrica
la vio con estética
con el alma comenzó a ver
recordó que no quiso saber
ahí, su amor nacido desde tierra
allá, su ayer entierra
Ella su descoyunte, su primicia
el despertar quedó bajo su piel
se nutrió e inundó en su miel
a hiel le supo la mies
fluían ya con tirantez
Se releía en la línea de sus días
se lamentaba hasta de día
intentaba pero ya no reía caminaba poco y retraía
se equívoco con esa linda tía
Fue una pasión de estatura
jactanciosa, dulce envergadura
insurrecta, belicosa criatura
hedonista hasta la costura
sonrisa libre de pintura
delicioso tocar era su textura
incomparable era aquella montura
Ella desató tales tormentas
que jamás volvió la calma en recetas
devolvió todas sus promesas rotas
así las recibió, poco muertas
equívocas las respuestas
simplemente tiró dichas infestas
La chispa murió antes de tiempo
tiempo que extrañó el olvido
olvido como el mejor perdón
perdón que promete nobleza
nobleza desde su interior frío
frío su cobijo
Inocente encuentro casual
estación Juárez