Expresión Libre

lunes, 4 de agosto de 2014

Dibujo: Luis Briones


Fotos: Maribelle Ocegueda



Foto: Davo López


Temblor

 

Vocaur
 

Quiero que mis manos tiemblen,

que la tierra tiemble

con un temblor de entrañas

capaz de destruir cualquier infarto.

que la lava brote por mis poros, por mis ojos,

por cualquier orificio de mi cuerpo,

que se abra paso a su capricho.



¡Quiero que mis manos tiemblen!

¡Que la tierra tiemble!

¡Que el viento transporte sus nubes nucleares a mis manos!

¡Que el aire acaricie mis campos fértiles

de sueños con pulsiones continuas

contaminadas por el odio de los hombres,

del hombre que come hombre,

del hombre que come viento,

del hombre que traga tierra,

del hombre que devora muertos.



¡Quiero que mis manos tiemblen!

¡Que la tierra tiemble!

¡Que me derrumbe en toda dirección!

¡Que convierta en polvo mi conciencia,

en un solo continente mi corazón!



¡Quiero que mis manos tiemblen!

¡Que la tierra tiemble!

¡Que el viento tiemble!

¡Que lo creado colapse!



¡Quiero que mis manos tiemblen!

¡Que la tierra tiemble!

¡Que convulsione Dios...!

Mi rosa y yo


 
José Ildefonso Ruiz Esparza



Cierto día, decidí tomar una rosa, de mi jardín. Desde el primer día que la toqué, sus espinas me lastimaron, me hicieron brotar sangre, pero ¿Cómo podría yo enojarme con mi rosa favorita? ¿Acaso no se estaba defendiendo apenas con sus espinas su delicado vestido de pétalos? Era una rosa hermosa, tan hermosa como el color de mi propia sangre. La puse en un florero de cristal cortado, que sólo uso cuando se trata de algo especial.

Me senté en mi silla favorita, le di agua, le puse la música clásica mas bonita, ya que, yo en mi saber las rosas crecen mejor cuando les pones música clásica. No me importó ver que ni siquiera había raíces en ella, yo creía que de todos modos con el cariño y la atención que le daba, seguiría creciendo. Era mi rosa predilecta.

Pasaron los días y yo le seguía poniendo más y más atención y cuidados a mi rosa, sin embargo, ella, se seguía secando, ella quería morir. Yo me entristecí demasiado, no quería ver a mi rosa morir. Ella era mi amiga, ella era la rosa que yo mismo corté, era la flor que adornaría la mesa donde como, era parte de mis amigos la alegría y la tristeza. Mi rosa con el tiempo seguía cada vez más marchita.

Pasaron más días y mi rosa, aquella misma que me hirió de principio y me hizo tan dichoso, partió hacia otro mundo, yo, tenía el corazón desecho.

Mientras lloraba a mi rosa, sentado en mi silla favorita, con mis amigos la alegría y la tristeza haciéndome compañía, me cuestionaba ¿Por qué mi rosa se habría de ir?. Detrás de mi, por la ventana que da al jardín, ya tenía un jardín de colores rico y rebosante de flores bellas, y justo de tras de mí, se encontraba un rosal del tamaño de la puerta repleto de rosas.

Pero yo me quede llorando, viendo mi flor marchita, y preguntándome ¿Por qué mi flor? Mientras algunos vecinos, se robaban mis flores.

Silencio, acompáñame a morir

 
Elena Aguilar.

 

Miradas penetrantes sobre rostros vacíos de cualquier emoción. 

Imagen supuestamente indecente y varias botellas de ron.

Un espíritu encerrado entre ropas oscuras y brazaletes de cuero. 

Un par de tenis gastados de tanto recorrer el mismo callejón.

Nadie nunca lo vio cruzar las puertas dobles de aquel bar, 

ni un alma cruzó palabra con él. Viajaba discretamente con el susurro de las voces charlando bajo.

Siempre en busca de una presa, vulnerable y vacía, alguien sin nada que perder.

Alguien a quien ofrecer protección, porque ¿Qué otra cosa podía hacer? 

Cada noche en busca de un alma suicida.

Unos labios rojos permanecen entreabiertos, sin hablar.

Brillante cabello rubio cae hacia ambos lados de un rostro joven, suave y… vacío.

El repiqueteo agudo de los tacones de una mesera al parecer francesa, suena lejano en dirección a la barra.

La coca desaparece en menos de dos pestañeos, un brazo magullado levanta la botella de vodka y entre unos labios rojos, desaparece el resto del alcohol, el cristal se rompe al caer de lleno al suelo.

Las botas de la chica suenan mejor que la música del recinto mientras corre.

"Es ella" se escucha a si mismo mientras camina con paso firme en su búsqueda. 

Con la máscara de chico amable perfectamente ajustada bajo sus cejas abre la pesada puerta de madera, los gemidos leves llegan desde la esquina, gemidos y maldiciones pronunciadas entre dientes.

Varias mujeres ríen y lanzan miradas pícaras en dirección a un hombre negro sentado en la barra. Un muchacho entra en el bar y corre a abrazar al hombre de la barra haciendo que las mujeres permanezcan atónitas.

Un inodoro sucio, paredes húmedas, el espejo roto por la mitad como único testigo y el suave ruido de una fuga de agua como música de fondo. 

Como un animal que se sabe en peligro ella calla, escucha los pies deslizándose en las baldosas y se sorprende de la ligereza de su paso. Lentamente asoma sus verdes ojos, con el maquillaje manchado y el cabello revuelto ¿Podía lucir un poco más hermosa?

Un autobús cruza la avenida, haciendo que las hojas muertas del otoño bailen en la oscuridad. La lámpara en el techo parpadea y un insecto cruza la pared.
Él se acerca veloz hasta que sus narices casi se tocan, ella permanece inmóvil con la respiración entrecortada. 
No mueven un solo dedo, es el viento helado de la noche quien hace la magia.

Ni siquiera la pólvora habría causado tal reacción. Fue una lágrima la que inicio el proceso.

Suena la charla de dos hombres en el callejón al lado del bar, al parecer el éxtasis es cada vez más caro.
Él pasó su mano por las piernas de labios rojos, encontró algo  pequeño y metálico en interior de su falda, pudo ver la liga negra con encaje rodeando su pálido muslo, sosteniendo firme aquel objeto.

Él puso el artefacto en sus delicadas manos,  la besó profunda y sensualmente.

La urgencia de ella al saber que los segundos están siempre contados, se notaba el temblor de sus rodillas y las ansias en sus labios.
Él sonrió malicioso, lo había conseguido de nuevo.
Ella asintió lentamente con la cabeza, 

vio su reflejo en el espejo roto y se sintió en paz.
Él desplegó sus negras alas y enseguida la cubrió con ellas.
Se miraron a los ojos y ella sonrió, 

justo antes de pasar el brillante filo por su garganta.

Muerta, al fin muerta. 

Minutos más tarde él salió del bar, igual de silencioso,

Igual de oscuro, pero un poco menos vacío. 

"Estos suicidas, siempre eligiendo el mismo lugar" pensó mientras caminaba calle abajo, en la búsqueda alguien más a quien acompañar en ese momento tan íntimo de terminar con la propia vida. Buscando un nuevo rostro, un nuevo vacío para llenar el suyo.

Esta noche…

 

Noé Alba



Esta noche dormiré con la ventana abierta

y dejaré que el sonido de la lluvia acurruque mi sueño,

esta noche dejaré la puerta abierta

para que pueda entrar tu recuerdo,

dormiré pensando que vendrás en esa ráfaga de viento

y que tus palabras serán el estruendo de los truenos

que tu presencia es el brillo de la luna

que como tú, oculta por las nubes, está ahí,

soñaré, soñaré que no te fuiste soñaré,

soñaré que no te iras...

Atascado En Mis Labios

 

Elizabeth Altamirano.



Disfruto de tu invierno

cada noche en mis sueños

y mi corazón se llena de fuego.

Cada que me busco

y me encuentro así de melancólica

prendo un cigarro en la alcoba;

y encuentro poético el arte de fumar,

pero a mí me gusta destruirme empleando el arte de amar.

Me doy cuenta que los años pasan cada vez más rápido.

Y, mi vida, tengo la ilusión de que sigas esperando:

Esperando a que fume

tus miedos y los sople lejos,

esperando a que bese

tus demonios y los guarde en mis ojos.

Entre ayer y hoy

pasaron cinco años, una eternidad,

mientras terminaba un cigarro.

San Jordi



Daniel Zazueta



Con la espada en mano y el escudo en el otro brazo, se puso en marcha, siempre tenas y audaz, sin temor, con la templanza que lo acompañará durante el camino. Nuestro valiente guerrero empieza su recorrido, montado a caballo, a toda marcha con el tiempo a favor, contemplando el amanecer, las puestas de sol y el anochecer, cada vez escuchando más el alarido de aquel Dragón, su enemigo por naturaleza.



La situación es diferente, la batalla tendrá su desventaja, el pobre Dragón piensa que luchará con un hombre de aldea, alguien que tiene todo por perder, piensa que dejó a su familia, a su comunidad, ilusamente cree que es otra ofrenda como la que se le acostumbra dar año con año. Pero este olvidó que ya le habían dado a una princesa, pero como él no la comió pensó que la había robado para hacer lo que se suele hacer con una princesa, contemplarla día y noche, siempre dejándola en una torre aprisionada.



Mientras el caballero aquel hombre con espada en mano y el escudo en el otro abrazo, en el momento que decidió entregar su vida por ir a rescatar a la princesa, dejó de ser un hombre de aldea, Eh ahí donde la batalla se tornará injusta para el Dragón, el no sabe que tiene que pelear, el cree que sólo comerá.



Al llegar al castillo, la rampa baja lentamente, como un gesto de invitación del Dragón para entrar, mientras el caballero mantiene el paso firme y seguro, con la tenacidad que lo acompañó durante el camino, entra, cuando el alarido del Dragón resuena a la par que la rampa cerrándose de golpe.



En la sala, con oscuridad, sólo con una vela que alumbra el lugar, el caballero escucha los pasos de una bestia, mientras que la bestia escucha el salir de su espada. De pronto cuando el caballero y el Dragón se encuentran, la bestia abre sus alas, se pone de pecho erguido, y lo mira desde lo alto, lo que ve es un aldeano pequeño con una espada de juguete, mientras que el Caballero lo que ve, es un Dragón cegado por el hambre, y el caballero sabe que el dragón ve en él un alimento, uno de los tantos que ha consumido a lo largo de su existencia, siempre como ofrendas para mantener a la aldea en paz.



En un momento de tranquilidad, los dos se miran, cada uno ve algo diferente, pero en el momento que el Dragón estira su cuello para lanzar fuego, el caballero se cubre con su escudo, al terminar su espada va directamente donde está el corazón, sin dudarlo y en un acto de valentía, donde el tiempo transcurrió lentamente su espada entra y detiene los latidos del corazón de la bestia, el caballero siempre supo que no luchaba con un Dragón sino con una bestia, por eso no dudo en ir al ataque, al finalizar. El caballero rasgó con su espada todo el pecho del Dragón saliendo de él rosas rojas, con un color sangre, de pasión, marcadas con el acto de valentía que acompañó al caballero en su lucha.

Al subir las escaleras y llegar a la torre más alta del castillo estaba ahí contemplando la luna la princesa, al escuchar la puerta, asustada por no saber que había pasado la princesa trata de ocultarse en vano, pero cuando la puerta se abrió totalmente y vio la figura de un caballero, a ella llegó la tranquilidad, corrió a abrazar la salvación, entre los brazos del caballero se acurrucó, después el caballero solo mirándola le dio la rosa, y ella al no saber que hacer, le dio al caballero un libro, lo único que tenia en esa torre.



Al bajar para ir de camino a la aldea, encontraron en la sala donde se dio la gran batalla, rosas que cubrían todo el piso, rosas que habían salido del Dragón. Al llegar a la aldea le comentaron a todos lo que vieron, y lo que ocurrió, entonces todos los aldeanos fueron al Castillo que después e convirtió en el Castillo de San Jordi y su princesa, y ahí todos los hombres de la aldea le dieron una rosa a sus mujeres.



Fue ahí donde comenzó la tradición del día de San Jordi, donde los enamorados le dan una rosa a sus princesa, y las princesas le dan un libro a sus caballeros.

El borrachazo


Jesús Alfonso Silva Iñiguez


Era temprano para mí. No tenía un lugar fijo a donde ir. Pensé primero en ir a un bar a echarme una cheve. Ningún lugar en específico, mi único parámetro para decidirme es que tocaran rock. Primero busqué por internet los lugares que ya conocía y para confirmar que hubiera una banda en vivo. Me subí al carro y el clima era perfecto, no se veían nubes grises ni nada, todo en orden. Era tarde noche aún con sol pero ya se estaba metiendo en el horizonte. Llegué al bar y apenas estaban acomodando los meseros, dividiéndose el bar en secciones para poder atender las mesas de una manera ordenada. Llegué y me encontré al dueño que solía tener una cafetería en la escuela, pero por lo alto de la renta no le fue posible continuar ahí, a decir de él ya no era negocio. Lo saludé con efusividad pues gracias a él me mantenía despierto en la escuela y siempre me prestaba los juegos de meza para pasar el rato en horas muertas. Un buen tipo. Por fin me tomé la primera cerveza y todo el estrés de la semana se fue viendo más lejano. Esas preocupaciones por lo que iba a hacer, los pendientes, las deudas y sobre todo mi mujer que ya me tenía cansado y no me dejaba en paz siempre quejándose de que no hago nada bien. Pero esa noche, no tenía nada mejor que hacer sólo beber hasta la inconciencia. Y así empezó la peda, me tomé la segúnda cerveza sin el compromiso de llevar a nadie a su casa, venía solo y no tenía intenciones de ligar. Yo ese día sólo pensaba en beber, beber como los grandes. Llegó la tercer cerveza y las ideas empezaron a fluir, pensaba en las cosas que cambiaría si tuviera la oportunidad, primero que nada no me hubiera casado, el error más grande de mi vida, pero no era lo que más me causaba remordimientos, recordaba momentos en los que debía hacer algo que cambiaría mi vida actual, cómo cuando salí de bronca con mi mejor amigo que ahora ya no lo puedo más que llamar conocido. Otros recuerdos que me llegaban eran las cosas que no hice, una de ellas era ver a Black Sabbath en vivo, a mi ciudad vinieron varias veces y por una u otra razón no iba a los conciertos y ahora con la parca rondando a los venerables ancianos la posibilidad se ve lejana. Y llegó la cuarta y la quinta cerveza, ya en este punto no me reprochaba nada, pensaba: "por una parte he dejado de hacer cosas y he hecho otras que no debía pero siempre pudo irme peor."
-Me traes una jarra.
-Claro ¿obscura o clara?
-Obscura por favor.
-En un segundo te la doy.
-Gracias – conteste sin mucho aspaviento-.

Llegó a los pocos minutos mi jarra de cerveza obscura y empecé a darles sorbos, mientras en el bar la banda empezaba a instalar sus instrumentos, llegó el baterista con toda su indumentaria y poco a poco, como el que construye un barco a escala terminó de colocarse, los demás hicieron pruebas y afinaron los instrumentos de cuerdas, era una banda como me gusta, elemental batería, bajo, guitarra y voz, no se necesita más. Ya cuando me terminé mi jarra empezaron a tocar y yo pedí otra jarra igual. Tocaban las canciones clásicas de los bares, el repertorio incluía, Cuca, Héroes del Silencio, Fabulosos Cadillacs, Jaguares, Soda Estéreo y muchos otros, y les daba tiempo pues tocaban tres horas y yo pensé en quedarme hasta el final, y así lo hice, después de mi cuarta jarra se terminó, la música y ya muy briago salí como pude del bar, y busqué mi carro, que era un bocho blanco modelo 83, caminé en círculos por un rato hasta que la blancura del carro me llamó en la noche, por la peda que traía me costó trabajo abrirlo pero lo hice, me subí y noté que el carro estaba más limpio de lo acostumbrado. No le di importancia a la pulcritud de mi bocho y seguí mi camino. Mientras intentaba salir del lugar donde me estacioné al echarme en reversa golpee al auto que estaba tras de mí, en mi mente las cosas se pusieron color de hormiga, la peda se me bajó de pronto y como salido de película rápido y furiosos salí echo la chinga, aceleré todo el camino, hasta llegar a unas cuadras de mi casa, conté con la fortuna de que no me pararon en el trayecto. Por fin me bajé del auto a unas cuadras de mi casa porque no encontré estacionamiento cerca. A los tumbos llegué a mi casa y me metí a la cama y me quise dormir pero mi vieja me corrió a patadas y dormí en la sala. A la mañana siguiente todo me daba vueltas y tenía que ir a un mandado en la mañana aunque fuera domingo, lo pensé un momento y por fin tuve una iluminación recordé donde dejé mi carro y fui tras un desayuno típico de domingo de torta ahogada, mi sorpresa fue que el carro en el que llegué la noche anterior resulto no ser el mío, así que lo más disimuladamente que pude me alejé del que por una noche fue mi auto y tomé un taxi en busca de mi verdadero bocho, el palomo como lo llamaba, mientras iba en el taxi pensé " pinche peda me puse, lo bueno que ahora no terminé en colima como la última vez".

Paraíso de Llamas

La Guerra de Paraguay (1864-1870)
 

Joel Eliasib López Velasco
Parte II

El Caraí Guazú o Gran Señor, como lo llamaba con cariño el pueblo paraguayo, sostuvo que la integridad de Paraguay estaba amenazada por dos temibles enemigos el externo y el interno. Este último aseguro el eran las antiguas familias españolas de la clase dominante por esta razón se dio a la tarea de aplastar su poder y someterlas a su voluntad. El enemigo externo era el gobierno de Buenos Aires, el cual seguía considerando a Paraguay como una provincia rebelde que debería ser obligada a volver a la jurisdicción argentina. El presidente de Francia busco contrarrestar la amenaza argentina al buscar estrechar lazos de amistad con el otro gigante de la región, Brasil. Estando consiente de la debilidad en esos momentos de su nación, Caraí Guazú optó por no abrir las puertas de Paraguay al contacto comercial a todas las naciones. En especial temía alguna maquinación de reconquista argentina si se les permitía a los bonairenses infiltrarse en su territorio. En esos precarios momentos, el aislamiento era para De Francia la mejor opción que tenía Paraguay mientras se fortalecía. Naturalmente siendo Caraí Guazú un hombre entendido de los asuntos diplomáticos y económicos sabía que para crear un Paraguay fuerte no podía aislarle totalmente del mundo exterior. Por esta razón ideo un sistema de comercio de exportación e importación muy redituable para la nación paraguaya, pero minuciosamente supervisado por medio de aduanas y una policía secreta, con Brasil y Argentina. Estas dos naciones eran su puerta al mundo exterior, especialmente Europa y a través de estas recibía los recursos necesarios para forjar una nación prospera y fuerte, especialmente armamento moderno. Tras veintiséis años de gobierno, el ilustrado dictador logro convertir un suspiro elusivo llamado Paraguay, en una consolidada realidad. En la región ahora se consolidaban tres naciones, tres culturas, tres mundos muy distintos uno del otro, uno portugués, uno hispano y uno guaraní; todos buscando obtener la hegemonía sobre los demás. Esta realidad crearía una situación precaria y muy propensa a que se escalara a una inevitable colisión armada.

Tras la muerte de Caraí Guazú en 1840, la situación para la joven nación guaraní era difícil, su existencia no estaba garantizada y las potencias argentinas y brasileñas merodeaban en la frontera buscando la oportunidad perfecta para hacerse de territorio paraguayo. Durante un año la Junta Nacional trató de legitimar su poder pero demostró ser incapaz de gobernar Paraguay, su ineptitud estuvo a punto de derribar todo el trabajo del Gran Señor, De Francia. Solo hasta 1844 surgiría un nuevo hombre fuerte capaz de tomar las riendas de la nación guaraní y encaminarla hacía las vías del progreso y fortalecimiento, Carlos Antonio López. Embestido con el título de Presidente de la Republica de Paraguay, Don Carlos en realidad se convirtió en el gobernante absoluto e indiscutible de la nación guaraní. Al igual que De Francia, López era un hombre instruido y de los hombres más educados de Paraguay. Don Carlos al igual que su antecesor fueron dos hombres extraordinarios que reunieron las dos características en su persona del perfil del "Principe" de Niccolo Maquiaveli: astucia y fuerza, el zorro y el león . Ambos hombres reunieron las dos propiedades necesarias para construir y gobernar una nación: una mente ilustrada capaz de dominar el arte de la diplomacia, entendida ante la realpolitik o política de la realidad y con una fuerza capaz de doblegar a sus rivales a su voluntad por el bien de su nación. Si bien no se pretende favorecer la idea de que un dictador tome en sus propias manos el destino de una nación y abuse de su posición para lograr sus propósitos, al analizar la situación tan precaria de Paraguay y la ineptitud de un gobierno "representativo" la única salida que tenía la nación para sobrevivir eran estos "príncipes maquiavélicos". De esta manera, encontramos a un nuevo hombre fuerte que se vuelve aparentemente en la única solución para la precaria situación paraguaya. Sus acciones repercutirían fuertemente no solo en los asuntos internos de la nación guaraní sino también en la relación con sus vecinos argentinos y brasileños. Con respecto a su sistema de gobierno, este siguió los principios de su antecesor aunque relajo algunas políticas haciéndolas menos drásticas especialmente en su política de apertura a la entrada de extranjeros. De Francia temía que permitir la entrada al país de inmigrantes especialmente brasileños y argentinos facilitaría a ambas potencias a inmiscuirse en los asuntos paraguayos y por lo tanto poner en jaque la seguridad nacional. Don Carlos compartía el mismo recelo hacía las potencias vecinas que el Caraí Guazú, también creía que la única forma en la que Paraguay alcanzaría la modernización y prosperidad era permitiendo la entrada de hombres extranjeros preparados tales como médicos e ingenieros. Por esta razón, las severas leyes reguladoras de inmigración impuestas por de Francia fueron relajadas. Además de su interés por el progreso y autosuficiencia de su nación, El Excelentísimo, como fue llamado don Carlos por el pueblo paraguayo, siempre mantuvo como prioridad la seguridad y supervivencia del país. Sabiendo que el comercio era una fuente vital de prosperidad para Paraguay, el presidente López lo desarrollo y optimizo reduciendo la severidad de las aduanas impuestas por de Francia. El intercambio con las potencias europeas hizo de Paraguay una formidable potencia económica y fortaleció su armamento, consolidándola como una de las potencias militares sudamericanas. La cuestión de las relaciones diplomáticas con sus vecinos se volvieron un asunto de prioridad máxima para El Excelentísimo. Su recelo ante los dos colosos que lo rodeaban provocó que mantuviera una posición defensiva ante cada movimiento que realizaban sus vecinos. Don Carlos temía tanto a Las Provincias Unidas de Río de la Plata (Argentina) como al Imperio de Brasil por la inmensidad de su territorio, aparentemente ilimitados recursos, por la vastedad de su población y porque ambos tenían gobiernos poderosos. Sin embargo, la mayor amenaza presentada por ambos a la seguridad de Paraguay eran sus claros movimientos expansionistas. Brasil había dejado claro su política de expansión con respecto al territorio uruguayo y Argentina se movilizaba en la frontera sur de Paraguay. Sin embargo, cabe preguntar ¿habían pruebas fidedignas que justificaran el temor de Paraguay de sentirse amenazado tanto por Argentina como por Brasil? ¿Alguno de los dos países había mostrado una política adversa hacia Paraguay durante el gobierno de El Excelentísimo? La respuesta lamentablemente es si. Ambas naciones se habían mostrado reacias a reconocer la independencia paraguaya , especialmente Las Provincias Unidas de Rio de la Plata, la cual aun consideraba a Paraguay como una provincia rebelde. Sin embargo, la prueba más significativa de la amenaza argentina y brasileña a la soberanía y aun supervivencia guaraní fueron sus concesiones sobre territorio paraguayo. Brasil reclamaba como suyo el territorio de Mato Grosso una región localizada en el noroeste de Paraguay . Mato Grosso era rico en bosques de yerba mate, recurso muy bien remunerado en el mercado mundial. Argentina por otro lado reclamaba la región de Misiones , en la cual abundaban los bosques de quebracho, arboles que servían para la extracción de tanino. Para ser honestos, como antes se había apuntado Argentina reclamaba todo el territorio paraguayo como propio pues desde 1813 no había reconocido la independencia de los guaraníes. Además de las reclamaciones territoriales brasileñas y argentinas, Paraguay tenía severas fricciones con ambas naciones en lo que respecta al libre tránsito por los ríos Paraguay-Paraná esta sin duda era un tema de vital urgencia para los guaraníes, ya que de esto dependía su acceso al mercado tanto regional como internacional. Si Argentina o Brasil bloqueaban el acceso de esta arteria pluvial a Paraguay, quedaría totalmente aislado del comercio internacional y por ende amenazaría con colapsar su economía. El Excelentísimo no podía arriesgarse a que en cualquier momento sus vecinos lo dejaran totalmente aislado, por esta razón se dispuso a preparar un plan de defensa. Sin embargo fue la política intervencionista e imperialista brasileña con respecto al pequeño Uruguay que impulsó a Don Carlos Antonio López el incrementar su poder militar al importar armamento ingles moderno e invitando a técnicos británicos al país para que les enseñaran a utilizar el nuevo equipo bélico y las más innovadoras técnicas y estrategias de combate . Al momento de la muerte del segundo dictador paraguayo en el año de 1962, la relación de Paraguay con sus vecinos estaba alcanzando un punto insostenible, el estallido de una guerra era inminente.
Continuará....


Paola Llamas Dinero



 
 

Mi espíritu es fuego constante, manantial de fuego anónimo silencio, mi boca es cueva de murciélagos 

y tumba ausente plagada de vivos rumores, 

es lija en las palabras.

 

Calle mojada, hay un tormetón afuera,

en la sombra de mi rostro hay una navaja afilada,

soy una buena mujer,

la loca del 11, la música alta,

la de las jaulas y los pájaros.

Me cobijo en los brazos del ruido en mi ventana, 

me cobijo de tela polar en verano,

tengo la tripa vaciada, el petróleo negro en el estómago

y las manos rotas,

quién va a acariciarte, quién, si estoy herida.

No somos punks con miedo,

hipster come mierda, 

escribo, escribo sin rumbo y nadie me busca,

me pierdo y mi boca es una lija en las palabras.

Los espejos también son quebradizos y -crac-, 

los ojos se me han roto,

el quetzal ciego canta a mi espalda la noche.

"Ay de mí llorora, que me muero de frío".

Mi espíritu es rojo silencio,

es rojo mi espíritu fuego,

como un tamal de mole rojo, es rojo,

como chile de árbol mi cuerpo,

las manos de mi abuela fueron manos de bruja,

manos de llano seco, desértico consuelo,

y me besa a veces en la noches cuando ya no hay nada,

ni ruido, ni espacio, ni nada,

Ni sustancia, ni recuerdo. Nada y el fuego.

En la calle un tormentón 
y aquí zancudos,

es de noche y hay zancudos
¿dónde viven los zancudos cuando es de día?

Mi espíritu es un raidolito en espiral,

incendio infinito,

caída constante.

 

El viento hace frío,

y cuatro ronchas en mi pierna, 

dos en mis manos y una en la planta de pie.

Aún es de noche y mi espíritu es un raidolito y el fuego.

Jalisco a sus hijos esclarecidos


Sergio Omar Bravo García


El negocio está en peligro.  Si logro salvarlo con lo que consiga hoy, el dinero prometido será digno para unas cervezas con los amigos y una cajetilla de cigarros. Recuperaré mis placeres.
Mis jefes, aunque no lo expresaran en español, transmitían en su griterío una angustia similar a la de un enfermo en fase terminal. No los culpo; en menos de dos años acabaron con la materia prima en la ciudad. Cuando supe el problema, les dije que sólo había un lugar donde conseguir lo que se necesitaba, pero era difícil obtenerla por lo vigilado que estaba, y no era para menos; el lugar se encontraba en pleno centro de la ciudad. Mis jefes tomarían el riesgo, bueno… lo tomarían a través de mí, me ofrecieron quinientos pesos por irme a las tres de la mañana para conseguir cuanta materia fuera posible. Obviamente, ese día dormí dentro del negocio, que se encontraba a dos cuadras del lugar.
Cuando llegó la hora, el espíritu de la ciudad se había dormido. No había transeúntes ni vehículos, sólo la majestuosa catedral que me miraba de reojo con sus amarillas torres góticas, que se avivaban con la luz de la luna que, a mí, me ponía nervioso; una lámpara natural que me daba desventaja en el arte del sigilo. El nerviosismo se apoderaba cada vez más de mí, exagerando en mi mente lo que acontecía. Sentía que mis pasos resonaban hasta el edificio del ayuntamiento, donde siempre había guardias. Nada pasó. Llegué a la esquina de Calle Independencia y podía ver desde ahí a la seguridad del lugar, guardias fríos e inexpresivos de la Guadalajara de muchos ayeres. Dr. Atl, José Clemente Orozco, Francisco Rojas Gonzales, Enrique Díaz de León, entre otros. Corrí hacia Irene Robledo que me veía de forma acusadora. Dejé de prestarle atención cuando los maullidos en coro de cuatro gatos que alcanzaba a visualizar se hicieron presentes. Un extraño miedo me estremeció, producto de las leyendas. Se decía que los gatos eran los espíritus de los que yacían descansando en los nichos que se encontraban en el centro del monumento.
Cuando el miedo se fue, y vino a mí el valor influenciado por los quinientos pesos, a través de trucos y pedazos de jamón, hice que vinieran a mí uno a uno los gatos. Cuando uno se acercaba, era cosa de velocidad; tomarlos del pescuezo y echarlos a la bolsa negra, sin darles tiempo de chillar y advertir a cualquiera que en ese momento pasara. Fui caminando alrededor del monumento y uno a uno los gatos entraban al costal y se retorcían dentro, sentía sus patas en mi espalda cuando me echaba el costal como ropavejero, pero era algo que me daba tranquilidad. El último gato lo atrapé justo enfrente del monumento que iluminaba la leyenda “Jalisco a sus hijos esclarecidos”. Sabía bien que esos hijos serían devueltos al pueblo no sólo para alimentar el espíritu, sino los estómagos de más de quinientos tapatíos a la semana, e imaginar que tan sólo por sesenta y cinco pesos y por todo lo que puedan comer.

Ya puedo ver sangre en mis botas.


Belén Castro Medina


Ahí viene ella de nuevo, con la mirada curiosa que arroja sobre mí todos los días. Esos ojos que no puedo dejar de odiar, se meten en mis sueños como si eso fuera una gracia. Me he advertido que tengo que despertar en estos casos, pero al parecer mi cabeza no entiende. Ya mucho me basta con verla en la escuela, cuando voy a la biblioteca o al baño de chicas. El otro día la encontré en la cafetería, volteó a verme y me dirigió una sonrisa como esas que suelo hacer cuando un regalo de cumpleaños no me gusta. Parece que es educada, yo también lo soy y le devolví la mejor sonrisa que encontré. Ojalá hubiera tenido un espejo a la mano, ¡debió ser horrible!
El martes durante el recreo, mi amiga Ale me dijo que la escuchó hablar sobre mí con otra chava. Decía que mi cabello era feo, mis dientes estaban chuecos y además era fresa, ¿cómo pudo decir eso?, ¡es ella la que se cree muy muy! Aún trato de entender cómo es que pudo besarla Pedro el otro día, ¡fue una escena asquerosa! Él la abrazó por la cintura y acercó su boca, ella parecía ansiosa y desesperada, se le dejó ir con todo su cuerpo y chocó sus labios contra los de él. Se podía ver sus lenguas jugando como aparece en las telenovelas. Supongo que haber besado a un hombre ahora la hace sentir madura, sobre todo porque toda la escuela los vio. Al parecer mandaron llamar a sus papás pero la madre de ella no asistió, (eso dicen todos.  Yo realmente pienso que, más bien, no tiene madre).
Sé que creen que soy odiosa, pero tengo mis razones para ensañarme con ella. ¡Y vaya que las tengo! El otro día me castigaron por aventar bolitas de papel al ventilador. Ella me acusó con el prefecto y mientras caminaba hacia la dirección, se acercó y me dijo que le había pegado con una bolita y por eso me delató, pero yo sé que también le caigo muy mal. Aún así prefiero no hacer problemas porque es sobrina del maestro de Biología. Además es más alta que yo. Por eso me dedico a odiarla medio en secreto. Me gusta imaginar muchas cosas sobre ella antes de dormir. El otro día imaginé que nos peleábamos y le pateaba mil veces la cara con mis botas. Espero cumplir ese sueño aunque me expulsen de la secundaria, me da igual. Quiero verla llorar con la nariz rota. Quiero meter mis pies en su garganta hasta que se ahogue. A ver si así su mami le presta atención. Quizá le esté haciendo un favor en ese sentido ¿no? ¿Quién podría decir que soy mala en tal caso? Pero ¡bah!, todo está en mi imaginación. Cuando entre a la secundaria y la conozca veré qué hacer con ella. Por lo pronto le pediré a mi papá que me compre otras botas, unas con la suela resistente.
 

En tu piel


Mario Plascencia

A Luz Angélica

Con tu piel tengo para vivir,
no necesito nada más,
puedo nadar en el mar de tus caderas,
escribir lo que han de leer en tus manos.
en tu piel puedo llorar todas mis lágrimas,
contar todos mis secretos
dormir todas mis noches.

Con tu piel puedo vivir esta y mil noches más,
en tu piel están la luz y las tinieblas,
mi más predilecto manjar y el sabor a tierra de mar.

Porque en tu piel muero, llego y muto.
vuelo, vivo, río y existo.
cuelgo en tus pechos mi chistera,
mi bastón y mi chalet.
En tu piel soy: un té, un tú y un voy.

Amor delirante


Aquelarre

Mis labios se deslizan lentamente por tu cuello como una serpiente,
mi respiración calienta cada tentación sonámbula por tu piel,
deja que mi ser te cautive ilusiones,
que mi boca acaricie tú oído con cada pulso de mi corazón,
que mis ojos dejen salir la ternura por ti.
Desaparece esa niña rebelde
y deja entrar esa mujer de sentimientos ocultos que creías
muertos.
 Mi boca hablará cada segundo,
mi mente viajará cada astro,
mis manos se deslizarán en cada silueta, y mi alma atrapará
cada lengua de
Serpiente de mentiras.
 La noche es vieja para los ineptos y no para los enamorados,
desenvaina la espada de mi corazón, desamarra las cadenas de
mi cuerpo y despierta los
sentidos de mi locura.
No me abandones
No me mates……

Ayer


Juan Amador Gaya

El sol quedó sin balcón,
no estás ya en mi casa.
Nadie sabe lo que tiene
sólo cuando te has librado.
Ya no te veo
beber en el salón, 
hurgar mi billetera,
roncar al medio día,
vivir después de las doce.

Escuchar la nada, sólo aire 
que te encerró entre paredes.
Silencio, esa flor que susurra. 
Intuyo esos signos de tu palabra no escrita.
Retiñen los brazos del atardecer,
encenderé lámparas,
la puerta mirará por última vez 
antes de forjarse en cerradura.

Al cenar:
una copa,
poco queso, ruido diluido,
oídos mansos.

A las sombras les falta brillo,
inquietud, fatiga,
trajín  perpetuo.
Desmesurado soneto de vida,
raíces gruesas en los surcos
de mis sabanas. 
Al despertar: 
astillas afligen mis carnes,
el corazón alza su plegaria,
mi alma goza de gélida tempestad,
tempestad sutil,
gentil en la mayoría de ocasiones.
¿Gané?
¿Perdí?
Solo despertaré, eso fue ayer.

Te pesa el aire


Alejandro Farías

Te pesa el aire 
que devuelve al sonido
las miles de avispas 
que tiran de tu carruaje 
de tu caballo, henchido de sangre
aquel infierno demolido
aquel sortilegio que se fumó tus noches
de niebla escindida.
Te pesa el oleaje que salta del suelo
como llama marina
que palpita
en tu deseo inmune
de piedra abatida
por la mar revuelta
donde 
los caracoles
no son para todos

Esto que ves...


Carlos Islas

Esto que ves aquí es nuestro,
es lo que hemos construido
con la herencia que se nos dio.
Pertenecemos a nosotros mismos,
a nuestro espíritu, a nuestro pensar.
Esta música, esta pintura,
estos cuentos, estos poemas …
son nuestros.
la vida…
los silencios…
la sonrisa...
el presente…
nos pertenecen.
La historia…
el pasado…
“que los muertos entierren a sus muertos.”

La madre patria


Víctor Hugo Medel Gómez


En los  brazos  de una madre  descansa  envuelto  en su reboso un moreno
Su madre lo protege, lo alimenta con su fértil pecho
Algún día  el niño será  lo suficientemente grande como para protegerla
Ella quiere verlo crecer.
La madre vive por su hijo, llora por él, se sacrifica por él.
En tiempos tan difíciles tiene que arrullarlo con cuentos falsos.
-¡Despierta!-la madre  le habla al niño en el oído
Las sabanas que lo cubren no parecen dejarlo escuchar, se ven sofocantes.
Hace mucho el niño abrió los ojos, pero fue solo para dar su primer parpadeo
Después los volvió a cerrar
Hace mucho creían que ya podía caminar por sí solo, pero su falta de coordinación no lo dejo
Se levantó un momento, avanzo su primer paso, bacilo y volvió a caer.
El escuincle  ya es demasiado “grandecito” para seguir siendo lactante.
-¡Despierta!- se  vuelve a  susurrar
El nene solo hace un puchero y se envuelve más en sus trapos para seguir durmiendo,
soñando que todo está bien.